miércoles, 30 de diciembre de 2009

Villancicos con gracia y con fe

Sin ánimo de dar publicidad, tenemos a bien hacer referencia a la entrevista publicada ayer día 29 de diciembre en ABC de Sevilla al artista Manuel Lombo.

Resulta que Manuel Lombo ha publicado un disco de villancicos flamencos en el que hay un villancico "anti aborto". La referida entrevista, del todo "políticamente incorrecta", la titulaba ABC así:

"
Estoy en contra del aborto. ¿A cuántos genios habremos matado"

Manuel Lombo, que se declara católico en la entrevista, como podéis ver en el vídeo de más abajo canta y baila los villancicos cuan ángeles pintados por Murillo o Zurbarán. Ahí está el artista, católico de tablao derrochando gracia por los cuatro costaos, en presencia de los Rancapino, Remedios Amaya, Manuel, dos Carmona, el hijo de Valderrama y Dolores Abril, y un coro de flamencos con sangre de reyes.

Fijémonos en la letra que canta Manuel Lombo, que es una gloria:

"... José ha visto que su vara
de nardo está florecía
y azucenas en la cara
le florecen a María
el buey y la mula
le dan su calor
al Rey de los Cielos
que anoche nació..."


Y remata cantando el villancico de los pañales, tan gitano.



Con un ¡ole! para Manuel Lombo, despedimos este año deseando a nuestros lectores un venturoso 2010.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Feliz Navidad


El Foro Cristo de la Vera+Cruz os desea unas muy felices y santas fiestas de Navidad, en la paz y en la alegría de Jesús Niño recién nacido, y un año 2010 lleno de bendiciones del cielo.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Solemnidad de la Inmaculada Concepcion de María

En la víspera de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, reproducimos a continuación esta carta que por tal motivo publicó en el pasado año 2008 nuestro Arzobispo D. Juan José Asenjo.

Queridos hermanos y hermanas:

El próximo lunes celebraremos con todo esplendor en nuestra Diócesis la solemnidad de la Inmaculada Concepción, dogma definido por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854. El núcleo del dogma proclamado en aquella fecha, que todos los católicos debemos creer, afirma que la Santísima Virgen, “fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano”.

La Concepción Inmaculada de María es una de las obras maestras de la Santísima Trinidad. En la plenitud de los tiempos, Dios Padre quiere preparar una madre para su Hijo, que se va a encarnar por obra del Espíritu Santo para nuestra salvación, para hacernos hijos adoptivos, para que seamos santos e irreprochables ante Él por el amor (Ef 1, 4-5). Y piensa en una madre que no tenga parte con el pecado, no contaminada por el pecado original y libre también de pecados personales, limpia y santa.

La Concepción Inmaculada de María es consecuencia de su maternidad divina. Nadie más que Jesús ha podido diseñar el retrato interior y exterior de su Madre y, por ello, pudo hacerla pura, hermosa y “llena de gracia” (Lc 1,18), como hubiéramos hecho cualquiera de nosotros si hubiera estado en nuestra mano elegir las cualidades de quien nos ha dado el ser. Este privilegio excepcional es el primer fruto de la muerte redentora de Cristo. Mientras el común de los mortales somos liberados del pecado original en el bautismo por el Misterio Pascual de Cristo muerto y resucitado, María es preservada del pecado aplicándosele anticipadamente los méritos de su sacrificio redentor. Aquí encontramos la razón de su plenitud de gracia, de la ausencia durante su peregrinación terrena de pecados personales y de cualquier desorden moral. Este es el fundamento también de los demás privilegios marianos, entre ellos su Asunción en cuerpo y alma al cielo. En María aparece de forma esplendorosa la victoria total de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte. En este sentido, María es la más redimida, el fruto más acabado y hermoso del sacrificio pascual de Cristo, la “redimida de modo eminente” como la califica el Concilio Vaticano II (LG 53).

Esta verdad, definida por el Papa Pío IX, es una de las que más hondamente han calado en el alma del pueblo cristiano, cuyo sentido de la fe, ya en los primeros siglos de la Iglesia, percibe a la Santísima Virgen como “la sin pecado”. La conciencia de que la Virgen fue concebida sin pecado original se traslada a la liturgia, a las enseñanzas de los Padres y de los teólogos. En el camino hacia la definición, pocas naciones han contraído tantos méritos como España. En el siglo XVI son muchas las instituciones, que hacen suyo el “voto de la Inmaculada”. Universidades, gremios y cabildos e incluso ayuntamientos juran solemnemente defender “hasta el derramamiento de su sangre” los privilegios marianos, especialmente el de la Inmaculada Concepción.

La conciencia de que María fue concebida sin pecado estalla en la época barroca, en la pluma de nuestros poetas, en los lienzos de nuestros pintores, en las tallas de nuestros escultores e imagineros y, sobre todo, en la devoción de nuestro pueblo. Por ello, no es extraño que en España se viviera con singular regocijo y alegría la definición dogmática por el Papa Pío IX. Nuestra Diócesis de Córdoba no queda a la zaga en la defensa del privilegio de la Concepción Inmaculada de María. A partir del Renacimiento, en su honor se erigen cofradías, se celebran fiestas religiosas y salen a la luz numerosas publicaciones que defienden la limpia Concepción. A mediados del siglo XVII, los Cabildos catedralicio y municipal de la ciudad y otros muchos ayuntamientos de la provincia se imponen la obligación de jurar la defensa de la doctrina de la Concepción Inmaculada de María en los actos de toma de posesión de sus cargos. Fruto de este fervor mariano son los cientos de cuadros y tallas bellísimos dedicados a la Inmaculada en la Catedral y en todas las Iglesias de la Diócesis, aspecto éste que llama poderosamente la atención de quienes venimos de otras latitudes geográficas.

La tradición inmaculista no debe perderse entre nosotros. Por ello, para estar a la altura de nuestros predecesores en la fe, vivamos con hondura la fiesta de la Inmaculada Concepción. Contemplemos largamente las maravillas obradas por Dios en nuestra Madre. Alabemos a la Santísima Trinidad por María, la obra más perfecta salida de sus manos. Felicitemos a la Virgen y, sobre todo, imitémosla luchando contra el pecado y viviendo en gracia de Dios. Pidamos a Dios, con la oración colecta de esta solemnidad que Él que preservó a María de todo pecado, nos conceda por su intercesión llegar a Él limpios de todas nuestras culpas.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición. Feliz domingo y feliz día de la Inmaculada.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Obispo de Córdoba
03/12/2008



domingo, 29 de noviembre de 2009

Homilía del Papa al inicio del Adviento 2009

Queridos hermanos y hermanas:

Con esta celebración vespertina entramos en el tiempo litúrgico de Adviento. En la lectura bíblica que acabamos de escuchar, tomada de la Primera Carta a los Tesalonicenses, el apóstol Pablo nos invita a preparar la «Venida de nuestro Señor Jesucristo» (5,23), conservándonos irreprochables, con la gracia de Dios. Pablo utiliza la palabra ‘venida’ - en latín ‘adventus’ – de la que proviene ‘Adviento’.

Reflexionemos brevemente sobre el significado de esta palabra que puede traducirse con ‘presencia’, ‘llegada’, ‘venida
. En el lenguaje del mundo antiguo era un término técnico empleado para indicar la llegada de un funcionario, la visita del rey o del emperador a una provincia. Pero podía indicar también la venida de la divinidad, que sale de su escondimiento para manifestarse con potencia, o que se celebra presente en el culto. Los cristianos adoptaron la palabra ‘adviento’ para expresar su relación con Jesucristo: Jesús es el Rey, entrado a esta pobre ‘provincia’, denominada tierra para visitar a todos; en la fiesta de su adviento hace que participen cuantos creen en Él, cuantos creen en su presencia en la asamblea litúrgica. Con la palabra adventus se quería decir sustancialmente: Dios está aquí, no se ha retirado del mundo, no nos ha dejado solos. Aunque no lo podamos ver y tocar, como sucede con las realidades sensibles, Él está aquí y viene a visitarnos de múltiples formas.

El significado de la expresión ‘adviento’ comprende, por lo tanto, también el de ‘visitatio’, que quiere decir simple y propiamente ‘visita’. En este caso, se trata de una visita de Dios: Él entra en mi vida y quiere dirigirse a mí. Todos experimentamos, en la existencia cotidiana, tener poco tiempo para el Señor y poco tiempo también para nosotros. Se acaba siendo absorbidos por el ‘quehacer’. ¿Acaso no es verdad que, a menudo, es precisamente la actividad la que nos posee, la sociedad con sus múltiples intereses la que monopoliza nuestra atención? ¿Acaso no es verdad que se dedica mucho tiempo a la diversión y a varios tipos de distracciones? A veces las cosas nos “atropellan”. El Adviento, este tiempo litúrgico fuerte que estamos comenzando, nos invita a detenernos en silencio para percibir una presencia. Es una invitación a comprender que cada una de las vivencias del día son señales que Dios nos dirige, signos de la atención que tiene para con cada uno de nosotros ¡Cuán a menudo Dios nos hace percibir algo de su amor! Mantener, por decir así, un “diario interior” de este amor sería una tarea bella y saludable para nuestra vida! El Adviento nos invita e impulsa a contemplar al Señor presente. La certeza de su presencia ¿no debería ayudarnos a ver el mundo con ojos distintos? ¿No debería ayudarnos a considerar toda nuestra existencia como “visita”, como un modo en el que Él puede venir a nosotros y acercarse a nosotros, en toda situación?

Otro elemento fundamental del Adviento es la espera, espera que es, al mismo tiempo esperanza. El Adviento nos impulsa a comprender el sentido del tiempo y de la historia como “kairós”, como ocasión favorable para nuestra salvación. Jesús ha explicado esta realidad misteriosa en muchas parábolas: en la narración de los siervos invitados a esperar el regreso del amo; en la parábola de las vírgenes que esperan al esposo; o en las de la siembra y de la cosecha. El hombre, en su vida, está en espera constante: cuando es niño quiere crecer; siendo adulto tiende a la realización y al éxito y, avanzando en la edad, anhela el merecido descanso. Pero llega el tiempo en el que descubre que ha esperado demasiado poco si, más allá de su profesión o de su posición social, no le queda nada más por esperar. La esperanza marca el camino de la humanidad, pero para los cristianos está animada por una certeza: el Señor está presente en el transcurso de nuestra vida, nos acompaña y un día enjugará también nuestras lágrimas. Un día, no lejano, todo encontrará su cumplimiento en el Reino de Dios, Reino de justicia y de paz.

Pero hay formas muy distintas de esperar. Si el tiempo no se llena con un presente que tenga sentido, la espera corre el riesgo de volverse insoportable; si se espera algo, pero en este momento no hay nada - es decir si el presente se queda vacío – cada instante que pasa parece exageradamente largo, y la espera se transforma en un peso demasiado grave, porque el futuro queda totalmente en la incertidumbre. Sin embargo, cuando el tiempo está dotado de sentido, y en cada instante percibimos algo específico y válido, entonces la alegría de la espera hace que el presente sea más precioso.

Queridos hermanos y hermanas, vivamos intensamente el presente donde ya nos llegan los dones del Señor, vivámoslo proyectados hacia el futuro, un futuro cargado de esperanza. El Adviento cristiano se vuelve, de este modo, ocasión para volver a despertar en nosotros el sentido verdadero de la espera, volviendo al corazón de nuestra fe, que es el misterio de Cristo, el Mesías esperado durante largos siglos y nacido en la pobreza de Belén. Viniendo entre nosotros, nos ha brindado y sigue ofreciéndonos el don de su amor y de su salvación. Presente entre nosotros, nos habla de múltiples modos: en la Sagrada Escritura, en el año litúrgico, en los santos, en las vivencias de la vida cotidiana, en toda la creación, que cambia aspecto, según esté Él detrás de ella, o si queda ensombrecida por la niebla de un origen incierto o de un futuro incierto futuro. Por parte nuestra, también nosotros podemos dirigirle la palabra, presentarle los sufrimientos que nos afligen, nuestra impaciencia, las preguntas que brotan de nuestro corazón ¡Estemos seguros de que nos escucha siempre! Y si Jesús está presente, ya no existe ningún tiempo sin sentido y vacío. Si Él está presente, podemos seguir esperando, aún cuando los demás ya no pueden asegurarnos ningún apoyo, aún cuando el presente se vuelve fatigoso.

Queridos amigos, el Adviento es el tiempo de la presencia y de la espera de lo eterno. Precisamente por esta razón es, en especial, el tiempo de la alegría, de una alegría interiorizada, que ningún sufrimiento puede cancelar. La alegría por el hecho de que Dios se ha hecho niño. Esta alegría, invisiblemente presente en nosotros, nos alienta a caminar confiados. Modelo y sostén de este íntimo gozo es la Virgen María, por medio de la cual nos ha sido donado el Niño Jesús. Que Ella, fiel discípula de su Hijo, nos obtenga la gracia de vivir este tiempo litúrgico vigilantes y activos en la espera ¡Amén!

jueves, 26 de noviembre de 2009

El mundo gira, la Cruz permanece en pie

Los cartujos adoptaron en sus monasterios un lema que conserva toda su fuerza: “Stat crux dum volvitur orbis”: la cruz permanece en pie, mientras el mundo gira.

Las crisis económicas, las catástrofes por terremotos o huracanes, las desgracias que surgen con las guerras y la delincuencia, recuerdan a cada generación una verdad que olvidamos en los tiempos de bonanza: nada en el mundo permanece, todo lo material y humano está sometido a la ley del cambio.

La cruz de Cristo, sin embargo, conserva la vitalidad y la fuerza de su mensaje para cada generación, para cada pueblo, para cada persona, para cada circunstancia de la vida.

Porque en medio de las guerras y los crímenes la cruz consuela a las víctimas e invita a los verdugos al arrepentimiento.

Porque en los periodos de sequía y de hambre la cruz mueve los corazones para que sepan compartir sus alimentos (pocos o muchos) con quienes viven en medio de la miseria.

Porque en los momentos de bendiciones y de paz la cruz invita a no apegarnos a lo pasajero y a usar del dinero y de los bienes materiales para compartirlos con los más necesitados.

Porque en los tiempos de crisis y de bancarrota la cruz permite mirar hacia el cielo y reconocer que el dinero no lo es todo.

Porque en la hora de la enfermedad y de la muerte la cruz consuela y acompaña al enfermo y a sus familiares y permite emprender la última travesía agarrados a un madero de esperanza, según una famosa expresión de san Agustín.

Porque, en definitiva, lo único importante en la vida humana, con sus penas y sus alegrías, sus fiestas y sus funerales, consiste en dejarse abrazar por Jesús, acoger su Sangre bendita, suplicarle el perdón de nuestras culpas, y en ofrecerle un gesto de caridad en quienes lo necesitan: los enfermos, los pobres, los ancianos, los desilusionados por los mil avatares de la vida.

El mundo gira y cambia, la cruz sigue en pie. Vale la pena recordarlo, mientras miramos a un crucifijo y le pedimos al Señor que sea nuestro Camino, nuestra Verdad, nuestra Vida, en el tiempo y en lo eterno.

Fernando Pascual, L.C.


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Misa de difuntos

El próximo miércoles 18 de noviembre, la misa de las 19:30 horas de nuestra Parroquia de San Eutropio será aplicada por el eterno descanso de los antiguos hermanos y devotos difuntos de la Vera+Cruz.

Desde este foro se ruega la asistencia a tan piadoso acto de caridad cristiana.

Dales, Señor, el descanso eterno.
Y brille para ellos la luz eterna.
Que las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz.
Amén.







Despedida del Cardenal Amigo el viernes 13 de noviembre

La Catedral de Sevilla acogerá el próximo viernes 13 de noviembre una Eucaristía de despedida y de acción de gracias por el ministerio del Cardenal Amigo Vallejo, quien durante más de 27 años ha sido nuestro Arzobispo. Será él mismo quien presida la misa, que se celebrará a las 20 horas.

El nuevo Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo Peregrina, tendrá el saludo del comienzo de la misa.

Ese día 13 de noviembre la Iglesia celebra la fiesta de San Leandro, quien fuera Obispo de Sevilla en el siglo VI. Precisamente en esta misma fecha, el año pasado la Santa Sede hizo público el nombramiento de Don Juan José como, entonces, Arzobispo coadjutor de la Archidiócesis.

El pasado 5 de noviembre se anunció la aceptación del Santo Padre de la renuncia de fray Carlos por razones de edad y automáticamente monseñor Asenjo se convirtió, a tenor del canon 409,1, en Arzobispo Diocesano de Sevilla.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Mons. Juan José Asenjo, nuevo Arzobispo de Sevilla

Este mediodía, el cardenal arzobispo de Sevilla, mons. Carlos Amigo Vallejo, y el arzobispo coadjutor, mons. Juan José Asenjo Pelegrina, han comparecido en el Arzobispado ante los medios de comunicación para informar que el Santo Padre, Benedicto XVI, ha aceptado la renuncia de mons. Amigo como arzobispo de Sevilla. Desde hoy, mons. Asenjo gobierna la Archidiócesis. El nuevo arzobispo de Sevilla ha dado lectura a un mensaje, cuyo texto íntegro reproducimos a continuación.



MENSAJE DE MONS. JUAN JOSÉ ASENJO A LA ARCHIDIÓCESIS

Queridos hermanos y hermanas:

1. En el día en que la Santa Sede hace pública la aceptación de la renuncia del señor Cardenal Arzobispo, Fray Carlos Amigo Vallejo, al gobierno pastoral de la Archidiócesis, y yo inicio mi ministerio como Arzobispo de la Iglesia metropolitana de Sevilla, quiero compartir con vosotros mis sentimientos de gratitud al Señor, que me llama a continuar en esta Iglesia el ministerio de salvación al que él ha servido a lo largo de veintisiete años. Comparto con vosotros también mi confianza en el poder de la gracia de Dios, que suplirá mis limitaciones. Agradezco al Santo Padre Benedicto XVI la benevolencia que me demuestra con este encargo, y a la que espero corresponder siempre, en comunión con él y con el Colegio de los Obispos. Cuando está a punto de cumplirse un año de mi nombramiento como Arzobispo Coadjutor, quiero agradecer de corazón al señor Cardenal la acogida cordial y fraterna que desde el primer día me ha dispensado, el testimonio de su entrega incansable al servicio de la Archidiócesis, y sus consejos, que tanto me van a servir en el ministerio que hoy inicio en el nombre del Señor, y con los que espero seguir contando en el futuro.

2. Doy gracias a Dios por los meses en que he colaborado con él en el trabajo pastoral y el gobierno de esta Iglesia particular, en los que, a pesar de mi dedicación parcial a la Diócesis de Córdoba como Administrador Apostólico, he ido conociendo gradualmente la historia venerable de la Archidiócesis y sus instituciones más señeras, algunas de las cuales perviven todavía. He ido conociendo también las actuales realidades diocesanas, el Consejo Episcopal, las Delegaciones y organismos de la Curia, el Cabildo Metropolitano, los sacerdotes y seminaristas, los diáconos permanentes, los miembros de la Vida Consagrada, los movimientos y asociaciones apostólicas, la Caritas Diocesana y a muchos hermanos y hermanas de la gran familia de las Hermandades y Cofradías, tan arraigadas en nuestro pueblo. A lo largo de estos meses he conocido a sacerdotes magníficos, y a religiosos y religiosas que están trabajando con entrega ejemplar en muy diversos apostolados, tanto en la vida activa como desde el silencio del claustro. He conocido además a centenares de laicos, que aman a Jesucristo y a la Iglesia y que están sinceramente comprometidos en el apostolado y en los distintos ministerios eclesiales en las parroquias. He conocido, por fin, una Iglesia viva y dinámica, que a pesar de las duras condiciones que nos impone la secularización, está empeñada con entusiasmo en el anuncio de Jesucristo a nuestro mundo y en la revitalización de la parroquia, casa de la comunidad cristiana, objetivo último del Plan Diocesano de Pastoral. Todo ello, junto con la devoción entrañable que nuestro pueblo profesa a la Santísima Virgen, expresada en la riqueza de advocaciones que jalonan toda la geografía diocesana en innumerables santuarios y ermitas, es para mí motivo de fundada esperanza.

3. A todos os agradezco vuestra acogida cordial y vuestro ofrecimiento sincero de colaborar conmigo en el servicio a esta Iglesia ya tan querida por mí. A todos os saludo con afecto fraterno. En mi saludo quiero incluir también a los hermanos Obispos de la Provincia Eclesiástica de Sevilla, a las autoridades, y sobre todo a quienes la Iglesia encomienda especialmente al ministerio del Obispo, los preferidos del Señor. Me refiero a los pobres, los enfermos, los ancianos que viven solos, los presos, los parados, los inmigrantes, los que han perdido toda esperanza y cuantos sufren como consecuencia de la crisis económica. Pero permitidme que, en particular, reitere a mis hermanos sacerdotes, a los diáconos y a los seminaristas el propósito prioritario de mi ministerio de estar cerca de ellos, de acogerles como padre, hermano y amigo, de escucharles, alentarles y acompañarles en su fidelidad personal, en su voluntad de seguir al Señor y en su tarea evangelizadora y santificadora.

4. En los inicios de mi ministerio tengo muy presentes a nuestras familias, fundadas en los valores del Evangelio, que viven la fidelidad y entrega mutua, la perseverancia en el vínculo del sacramento del matrimonio, la dedicación a la educación cristiana de los hijos y los valores de la solidaridad, que tanto están sirviendo en estos momentos a superar las dificultades espirituales y materiales en que les sitúa la crisis económica. Tengo también muy presentes a los educadores, a los catequistas y profesores de religión, que sirven a la educación integral de nuestros niños y a su iniciación en la fe. Pienso con especial afecto en los jóvenes, esperanza de la Iglesia, empeñados en su propia formación humana y cristiana y llamados a construir la nueva civilización del amor. A todos les invito a prepararse para participar con entusiasmo en la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Madrid en agosto de 2011.

5. Renuevo y actualizo en este día con todo el entusiasmo de que soy capaz las actitudes de amor a Jesucristo y a su santa Iglesia con que inicié hace cuarenta años el ministerio sacerdotal y que he procurado mantener, con la ayuda de Dios, a lo largo de mis trece años largos de ministerio episcopal. Soy consciente de que recibo un preciado tesoro, tallado a lo largo de los siglos por tantos pastores insignes de esta sede hispalense y por miles de nombres que no figuran en los anales de la historia diocesana, pero que están escritos en el corazón de Dios. Con la ayuda del Señor, que nunca me va a faltar, espero acrecentar el legado que se me entrega y contribuir a escribir otro tramo –Dios quiera que lleno de frutos sobrenaturales y evangelizadores- de la historia de nuestra Iglesia diocesana.

6. Como os decía en la alocución de mi toma de posesión, inicio mi ministerio con la conciencia muy viva de que no me pertenezco a mí mismo, sino a Jesucristo y a vosotros, mi nueva familia en la fe, por la que, como San Pablo, me gastaré y me desgastaré (cf. 2 Cor 12,15), entregando mi tiempo, mi salud, mis capacidades y energías todas a la Nueva Evangelización, a la pastoral de la santidad, al servicio de la comunión y de la verdad que salva, y a la edificación de comunidades vivas, orantes y fervorosas, que viven de la Palabra de Dios y de la Eucaristía, comunidades unidas y fraternas, que viven la alegría de la salvación y que anuncian a Jesucristo vivo con la palabra y, sobre todo, con el testimonio elocuente, atractivo y luminoso de su propia vida.

7. Soy consciente también de que en esta porción de la viña del Señor que es la Iglesia diocesana de Sevilla, soy al mismo tiempo sarmiento y humilde viñador y de que mi trabajo pastoral será imposible sin una comunión profunda y estrecha con Jesucristo, pues sólo la unión con Él será garantía de eficacia y de veracidad en mi ministerio. Sólo Él da fecundidad a la acción de los evangelizadores, pues “ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que da el incremento” (1 Cor 3,7). Por ello, en este Año Sacerdotal, me encomiendo a la intercesión de San Juan María Vianney, el Cura de Ars, del patrono de los sacerdotes españoles, San Juan de Ávila, de los santos arzobispos sevillanos Isidoro y Leandro, del Beato Marcelo Spínola y de Santa Ángela de la Cruz, en cuya fiesta inicio mi ministerio como Arzobispo metropolitano. A todos ellos les pido que intercedan por mí ante el Señor, para que sea el pastor según su corazón que Él espera de mí, y para que, en esta hora en que bulle por todas partes el desaliento y la desesperanza, sea también sembrador de esperanza, “servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo”, como nos pedía a los Obispos la exhortación apostólica Pastores gregis.

8. Me encomiendo, sobre todo, a la intercesión maternal de la Virgen de los Reyes, para que Ella me acompañe y ayude a consagrarme, en una dedicación plena, definitiva y exclusiva a la persona y a la obra de su Hijo y al servicio de esta Iglesia particular y de todos sus hijos e hijas. Me encomiendo también a vuestras oraciones, especialmente de las monjas contemplativas y de los enfermos. Pedid todos al Señor, también los fieles de la querida Diócesis de Córdoba, a la que deberé seguir sirviendo por algún tiempo, que me custodie en su amor y que haga eficaz mi ministerio para gloria de Dios.

Sevilla, 5 de noviembre de 2009,
Festividad de Santa Ángela de la Cruz

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla



lunes, 19 de octubre de 2009

El pequeño escéptico y el pequeño creyente

Reproducimos a continuación un texto de Henri Noumen, sacerdote católico (1932-1996), que narra una conversación entre dos fetos, hermanos gemelos, en el seno del vientre materno:

El pequeño escéptico (E): ¿Tú crees que hay una vida después del nacimiento?

- El pequeño creyente (C): Pues claro, ¿qué te crees? Nuestra vida aquí está pensada sólo para que crezcamos y nos preparemos para la vida después del nacimiento, para que entonces seamos lo suficientemente fuertes para lo que nos espera.

-E: Yo lo encuentro una tontería. ¿Cómo hay que imaginarse una vida después del nacimiento?

-C: Yo no lo sé tampoco exactamente. Pero seguro que será mucho más interesante que aquí. ¡A lo mejor vamos andando de un sitio a otro y comemos con la boca!

-E: ¡Anda ya! ¡Comer con la boca! ¡Qué idea tan absurda! Para eso tenemos un cordón umbilical. ¿Y andar de un lado para otro? ¿Cómo vamos a andar de un lado para otro con este cordón?

-C: Pero seguro que eso es posible. Sólo que será todo un poco diferente que aquí.

-E: Todavía no ha vuelto a este inundo nadie que haya nacido. Con el nacimiento se acaba la vida. Y la vida es sólo una tortura. Estrecho, oscuro, y todo siempre tan resbaladizo...

-C: Yo no sé tampoco cómo imaginarme una vida después del nacimiento. Pero seguro que entonces veremos a nuestra madre.

-E: ¿,Quéeee?? ¿Una madre?? ¿Tú crees en una madre? Entonces hazme el favor de decirme, ¿dónde está?

-C: Bueno, aquí, en todas partes. Nosotros vivimos en ella y gracias a ella. Sin ella no podríamos existir.

-E: ¡Anda ya! Yo no he sentido nunca a una madre, así es que no existe.

-C: Algunas veces, cuando estamos muy calladitos, la puedes oír cantar. O sentirla cuando acaricia nuestro mundo. Yo de verdad creo que nuestra vida de verdad empieza entonces, cuando nacemos...


miércoles, 30 de septiembre de 2009

El Cardenal muestra su preocupación por la ofensiva laicista

El cardenal arzobispo de Sevilla, mons. Carlos Amigo Vallejo, mostró ayer su preocupación por las consecuencias de una ofensiva de corte laicista que trata de impregnar todas las esferas de nuestra sociedad. En declaraciones a los medios de comunicación antes de entrar en la reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal, mons. Amigo declaró que "ojalá fuera seria e inteligente, porque no podemos convertir la laicidad en una especie de circo donde cada uno hace su numerito todos los días".

En referencia a las iniciativas ciudadanas en contra del aborto, el cardenal manifestó que "la vida ni es negociable ni puede ser objeto caprichoso de las personas que están al lado del que tiene que nacer". Mons. Amigo reiteró la actualidad "clara, mantenida y sin fisuras de la defensa de la vida, desde la concepción hasta la muerte, que queda fuera de cualquier tipo de manipulación y de negociación".

Manifestación del 17 de octubre

Aludió también a la manifestación que está anunciada en Madrid para el próximo 17 de octubre: "Hay una serie de grupos, cristianos y no cristianos, porque hay motivaciones no exclusivamente religiosas y sí del derecho a vivir, que quieren manifestarse y decir en la calle lo que piensan. Están en su legítimo derecho y -añadió- aplaudimos a todos los que defienden el derecho a la vida". Concluyó su intervención en esta línea, recordando que "son muchas las acciones que hemos emprendido en defensa de la vida, pero sin duda la más eficaz es educar y formar a las personas en el respeto a la vida desde el momento de la concepción".

Fuente: www.archisevilla.org


lunes, 14 de septiembre de 2009

Exaltación de la Santa Cruz

El 14 de septiembre la Iglesia celebra la Exaltación de la Santa Cruz. En este día día recordamos el hallazgo de la Santa Cruz en el año 320 por parte de Santa Elena, madre del Emperador Constantino. Más tarde los persas la robaron y se la llevaron de Jerusalén, siendo recuperada por el Emperador Heraclio en el año 614.

Para evitar nuevos robos la Santa Cruz fue partida en varios pedazos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantina, un tercero se dejó en Jerusalén y otro se partió en pequeñísimas astillas para repartirlas por iglesias del mundo entero, que llamaron Veracruz (verdadera cruz).

Como recuerdo de esta fecha, hagamos con más devoción y más despacio la señal de la Santa Cruz.

Cruz luminosa, nos sentimos orgullosos de llevarte en nuestro pecho, de tenerte en nuestras casas, de verte en las iglesias, de contemplarte en nuestras calles, montes y caminos...

Reproducimos a continuación este hermoso himno de los laudes de este día de fiesta. Al leerlo despacio, Señor, nos acercamos a tu cruz. La besamos con todo nuestro cariño por lo que representa, especialmente en este día de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Es una cruz luminosa que, de lugar de suplicio, se ha convertido contigo en foco de luz de salvación para todo el mundo.

Brille la cruz del Verbo luminosa,
Brille como la carne sacratísima
de aquel Jesús nacido de la Virgen
que en la gloria del Padre vive y brilla.

Gemía Adán, doliente y conturbado,
lágrimas Eva junto a Adán vertía;
Brillen sus rostros por la cruz gloriosa,
Cruz que se enciende cuándo el Verbo expira.

¡Salve cruz de los montes y caminos,
junto al enfermo suave medicina,
regio trono de Cristo en las familias,
cruz de nuestra fe, salve, cruz bendita!

Reine el señor crucificado,
levantando la cruz donde moría;
Nuestros enfermos ojos buscan luz,
Nuestros labios, el río de la vida.

Te adoramos, oh cruz que fabricamos,
pecadores, con manos deicidas;
Te adoramos, ornato del Señor,
Sacramento de nuestra eterna dicha.

Amén



lunes, 7 de septiembre de 2009

Natividad de la Virgen María

El 8 de septiembre la Iglesia celebra la festividad de la Natividad de la Virgen María (nueve meses después de la festividad de la Inmaculada Concepción).

Con tal motivo publicamos esta carta pastoral de Monseñor José Ángel Saiz Meneses, Obispo de Terrasa, en la que nos traslada algunas ideas del nacimiento de aquella niña que sería Madre de Jesús y Madre nuestra.

María en la geografía de la salvación

El día 8 de septiembre se celebra la fiesta de la Natividad de la Virgen María. Se trata de una fiesta entrañable para nuestro pueblo cristiano. El Nuevo Testamento no deja constancia del nacimiento de la Madre de Jesús. Pero los escritos apócrifos, respondiendo a un deseo de la piedad popular, nos dan detalles de este acontecimiento: la venida al mundo de aquella niña que sería la Madre de Jesús, el Salvador.

Así, por ejemplo, encontramos datos en el Protoevangelio de Santiago, titulado Tratado histórico de la Natividad de la Madre Santísima de Dios y siempre Virgen María, en el que leemos este fragmento que respira todo él humanismo y ternura: “Ana, Ana, el Señor ha escuchado tu oración. Concebirás y darás a luz y de tu descendencia se hablará en todas partes. Y se le cumplió a Ana su tiempo y en el noveno mes dio a luz. Y preguntó a su comadrona: ‘Qué es lo que he dado a luz?’ Y la comadrona le respondió: ‘Una niña’. Y reclinó a la niña en la cuna.”

“De tu descendencia se hablará en todas partes”.La fiesta de la Natividad de María nos trae la vivencia gozosa de esta afirmación. Afirmación que también encontramos, en este caso, en el Nuevo Testamento, en el canto del Magnificat que resume, en el Evangelio según San Lucas, la espiritualidad de María: “Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Todopoderoso obra en mi maravillas”.

No hay duda de que el nacimiento de María indica el momento culminante de la “historia de la salvación”, la encarnación del Hijo de Dios en las entrañas virginales de María. San Pablo, en la carta a los Gálatas, nos deja esta afirmación muy clara en este sentido. “Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley” (Ga 4,4).

Sin embargo, la fiesta del próximo martes, llamada popularmente fiesta de las vírgenes encontradas, nos habla de lo que podemos llamar la función de María en la geografía de la salvación. ¿Qué queremos decir con esta expresión, que recientemente ha surgido con fuerza en la teología mariana? Queremos decir que María ha dado una especie de continuidad y una concreción de la encarnación de Jesucristo, haciéndose familiar y contemporánea de la geografía del cristianismo. De esta manera, ella ha dado sus numerosos nombres a santuarios, ermitas y templos presentes en todo el mundo.

Deseo acabar con una plegaria que he encontrado en la homilía de Juan Pablo II en el santuario de Loreto, el 8 de septiembre de 1979: “Tu nacimiento, Virgen Madre de Dios, ha anunciado la alegría en todo el mundo. Hoy es, pues, el día de esta alegría. La Iglesia, el 8 de septiembre, nueve meses después de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, celebra el recuerdo de su nacimiento. El día del nacimiento de la Madre nos invita a dirigir nuestros corazones hacia el Hijo, porque de Ti nació el sol de justicia, Cristo, nuestro Dios, que borrando la maldición, nos trajo la bendición, y triunfando de la muerte nos dio la vida eterna. Así pues, la gran alegría de la Iglesia pasa del Hijo hacia la Madre. El día de tu nacimiento es en verdad un preanuncio y el comienzo del mundo mejor. Y por este motivo la liturgia de hoy confiesa y anuncia que el nacimiento de María irradia su luz sobre todas las Iglesias que hay en el mundo”.

También irradia este gozo sobre nuestra diócesis, tan enriquecida con advocaciones y santuarios marianos y con la constantes manifestaciones de devoción de nuestro pueblo cristiano.

+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa



jueves, 23 de julio de 2009

Pollo a la carta

En febrero de 2006, en la 56ª edición del Festival de Berlín se celebró una competición de Cortometrajes con temática relacionada con la comida y el hambre.
Se presentaron más de 3600 cortos de todo el mundo, de entre los cuales, sólo 32 fueron elegidos para ser proyectados en el Festival.
El siguiente cortometraje, "Pollo a la carta", ganó en la categoría de mejor Cortometraje elegido por el público.

Puede parecer duro, pero es una triste realidad.






martes, 7 de julio de 2009

CARITAS IN VERITATE


“Caritas in Veritate” (“La Caridad en la Verdad”), es la tercera encíclica del Santo Padre Benedicto XVI y ha sido presentada en la mañana de hoy en el aula Juan Pablo II del Vaticano.



La encíclica, de temática social, plantea una nueva síntesis humanista que permita superar los desafíos de la globalización y explica cómo la caridad es el pilar sobre el que debe reedificarse la sociedad.



Puedes descargarte el texto íntegro de la encíclica aquí.



Con esta encíclica, como el propio Benedicto XVI explicó antes de su presentación, trata de profundizar en algunos aspectos del desarrollo integral de nuestra época, a la luz de la caridad en la verdad.



El documento contiene una reflexión sobre las condiciones de un desarrollo integral y un progreso sostenible.



Supone una nueva contribución que la Iglesia ofrece a la humanidad en su compromiso por un progreso sostenible, en el respeto pleno de la dignidad humana y de las exigencias reales de todos.



El Papa firmó la encíclica el pasado lunes 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, día en que concluyó su reflexión en las Vísperas exhortando: Pidamos que Cristo viva en nuestros corazones y nos haga ser hombres nuevos, que actúan según la verdad en la caridad.



domingo, 5 de julio de 2009

Vacaciones





Ha comenzado para muchas personas el deseado tiempo de vacaciones. Descansar es uno de los mandamientos que Dios propone al hombre, pues Él mismo en la Biblia dice que descansó el séptimo día de la creación. Necesitamos descansar porque somos frágiles y el peso del curso se nota en el interior del corazón. Pero ¿sabemos descansar?



Para mucha gente el mero hecho de salir y cambiar de vivencias supone un descanso, pero para la mayoría el verano se convierte en un tiempo frenético en el que la diversión, el viaje o el gasto excesivo se convierte en un motivo de mayor tensión, y al final vuelven de vacaciones deseando recuperar la vida ordinaria. Y es que el cristiano sabe que por muy lejos que salgamos, si el corazón no está tranquilo y no se tiene paz interior, no hay verdadero descanso. Es más, un descanso meramente exterior no resuelve el verdadero cansancio humano, que consiste en tener paz consigo mismo, con los demás y con Dios.



Por eso qué buen momento son las vacaciones para poner un poco de orden en el interior de nosotros mismos, para revisar aquellos aspectos de nuestra vida que son muy mejorables y sobre todo para recuperar un trato amable y cordial con Dios y con todos aquellos a quienes amamos.



Las vacaciones deberían ser el mejor tiempo del año para conocer más a fondo cómo va el timón de nuestra vida y hacia dónde queremos dirigirla. Un tiempo para escuchar con más atención a nuestros familiares y amigos y, sobre todo, para escuchar la voz de Dios.



Rvdo. D. Jesús Higueras

Párroco de Santa María de Caná

Pozuelo de Alarcón (Madrid)



domingo, 21 de junio de 2009

Que toda rodilla se doble...

Arrodillarse ante Cristo, remedio de toda idolatría

En la homilía que Benedicto XVI pronunciaba en el Corpus del año pasado, realizaba una hermosa catequesis sobre el significado de esta postura corporal en la oración y en la liturgia:

“Arrodillarse en adoración ante el Señor (…) es el remedio más válido y radical contra las idolatrías de ayer y hoy. Arrodillarse ante la Eucaristía es una profesión de libertad: quien se inclina ante Jesús no puede y no debe postrarse ante ningún poder terreno, por más fuerte que sea. Nosotros los cristianos, sólo nos arrodillamos ante el Santísimo Sacramento”.

En su obra “El espíritu de la liturgia”, el entonces Cardenal Ratzinger daba respuesta a la objeción que juzga que la cultura moderna es refractaria al gesto de “arrodillarse”. Con clarividencia y profunda convicción afirmaba que “quien aprende a creer, aprende también a arrodillarse. Una fe o un liturgia que no conociese el acto de arrodillarse estaría enferma en un punto central”.

El hecho de que en nuestros días se esté extendiendo la costumbre de permanecer de pie en el momento de la consagración en la Santa Misa, o de que se suprima alegremente la genuflexión al pasar ante el sagrario, no parece que sea algo casual o insignificante.

La “herejía” más extendida en nuestro tiempo –la secularización- no se caracteriza tanto por negar verdades concretas del Credo, cuanto por debilitar la firmeza de nuestra adhesión a la fe.

Da la impresión de que lo políticamente correcto fuese creer a “cierta distancia”, sin entregar plenamente nuestro corazón. En el fondo, estamos ante el olvido de aquellas palabras de Jesús: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero” (Mt 22, 37-38).

No podemos olvidar que la adoración es el mejor antídoto frente al relativismo y que, por lo demás, es indudable que la genuflexión está estrechamente ligada al acto de adoración: Es el reconocimiento que la creatura hace del Creador, es la manifestación humilde de nuestra sumisión ante un Dios todopoderoso que, paradójicamente, también “se ha arrodillado” ante nosotros en la encarnación, en su muerte redentora, y en su decisión de permanecer entre nosotros en la Sagrada Eucaristía.

Mención aparte merecen tantas personas que bien quisieran poder expresar de rodillas su adoración a Cristo, y que por limitaciones físicas se han de contentar con hacerlo con una inclinación u otros gestos de fervor y cariño. ¡Cuántas lecciones nos dan con su valiente perseverancia, sin rendirse a sus “achaques”!

Comulgar “a Cristo” y comulgar “con Cristo”


“El segundo mandamiento es semejante a éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas” (Mt 22, 39-40).

En efecto, el acto de adoración a Dios es consecuentemente seguido del ejercicio de la caridad con todos los necesitados. Éste es el motivo por el que la Iglesia ha unido los dos días “más eucarísticos” del año (Jueves Santo y Corpus Christi), a nuestro compromiso con los pobres, ejercido especialmente a través de Cáritas.

El acto de comulgar no termina con la recepción del sacramento. Recurro de nuevo a otras palabras del Cardenal Raztinger recogidas en el citado libro: “Comer a Cristo es un proceso espiritual que abarca toda la realidad humana. Comerlo significa adorarle. Comerlo significa dejar que entre en mí, de modo que mi yo sea transformado y se abra al gran «nosotros», de manera que lleguemos a ser uno solo con Él”.

Por lo tanto, comulgar “a Cristo” supone también comulgar “con Cristo”, es decir, comulgar con todo lo que Él ama, con sus preocupaciones, alegrías, esperanzas y sufrimientos… de una forma especial, con sus predilectos, los pobres.

Ciertamente, estamos ante dos señales determinantes para evaluar la calidad de nuestra participación en la Sagrada Eucaristía: la actitud de adoración y –fruto de ésta- nuestro compromiso con los necesitados.

+ José Ignacio Munilla
Obispo de Palencia

lunes, 15 de junio de 2009

Crónica de la procesión del Corpus





Paradas se vistió de gala para celebrar la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.

A horas tempranas ya se alfombraban con juncos las calles por donde tendría lugar la procesión del Corpus Christi y los vecinos engalanaban balcones con las colgaduras habituales, incluso en calles por donde no pasaría la procesión.

Tras la solemne misa, un repique de campanas anunciaba a todo el pueblo que Jesús mismo, verdaderamente presente en el Sacramento de la Eucaristía, recorría nuestras calles inundando los hogares paradeños con su presencia.

Abrían el cortejo jóvenes acólitos con ciriales y Cruz parroquial (también hubo acólitos ante la Custodia, con incensario y naveta).

Como novedad, este año la cera que acompañaba al Santísimo era de color rojo. Si bien venía siendo costumbre la cera blanca, es el rojo el color sacramental.





El exorno floral, novedoso y muy acertado. Como cada año, flanqueaban la Custodia a ambos lados los candelabros que el Señor de la Vera+Cruz tiene a sus pies durante el resto del año.

Durante el recorrido, y a pesar de las altas temperaturas, numerosísimos feligreses acompañaron al Señor con cánticos y alabanzas.

Participaron también en la procesión el Excmo. Sr. Alcalde y otros miembros de la corporación municipal (desde estas líneas apuntamos que a nuestro entender, protocolariamente debieran ocupar un lugar más cercano a la presidencia de la procesión, a continuación de la Custodia, detrás de nuestro Párroco).






Dignos de mención los altares que las hermandades de Jesús Cautivo y del Santo Entierro montaron en el recorrido. Por otra parte, se echó de menos en el cortejo el Guión Sacramental en plata que conserva la parroquia de la antigua Hermandad Sacramental, de un incuestionable valor artístico, y que tradicionalmente su usaba para la ocasión.

Numerosos "cruceros" partiparon en la procesión, acompañando al Santísimo en los diferentes tramos de la procesión: con palermos, como miembros de la Adoración Nocturna, portando las andas con la Custodia o cantando tras la Custodia.






ALABADO SEA JESÚS SACRAMENTADO









jueves, 11 de junio de 2009

Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo



Este domingo la Iglesia celebra la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.


Con tal motivo, en nuestra Parroquia de San Eutropio se celebrará misa solemne a las 9 de la mañana y a continuación tendrá lugar la procesión del Corpus Christi.

Este año, debido a las obras en la calle Ramón Gómez de la Serna, cambiará su itineriario habitual, siendo el recorrido el siguiente:

Padre Barea, Huertas, Callejuelas de Rechacha, calle Larga y subida por Padre Barea.

Tras la entrada tendrá lugar la bendición solemne con el Santísimo Sancramento, mientras el pueblo lo adora postrado, tras el canto del Tantum Ergo.

Nos sumamos al llamamiento que se ha hecho desde la Parroquia animando a todo el pueblo a vivir esta Solemnidad, participando del Sacramento de la Eucaristía en la misa, adorando a Cristo verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento durante la procesión y engalanando las fachadas de las casas.

Por último, agradecemos públicamente al Ecxmo. Ayuntamiento de Paradas que nos haya facilitado el cartel que ha patrocinado con motivo de esta Solemnidad.




ALABADO SEA JESÚS SACRAMENTADO





miércoles, 10 de junio de 2009

Que la lengua humana cante este misterio

El Pange Lingua es un himno eucarístico escrito por Santo Tomás de Aquino (siglo XIII) para la festividad del Corpus Christi.

Si bien estamos acostumbrados a escucharlo en las exposiciones y bendiciones con el Santísimo Sacramento (en la festividad del Corpus, el Jueves Santo, en los cultos de las Hermandades...), resulta significativo señalar que su letra es desconocida por muchos feligreses, especialmente por los más jóvenes (nótese que no se acostumbra a enseñarse en las catequesis).

Es por ello que desde aquí queremos hacernos eco de este maravillo himno que expresa de manera concreta la doctrina de la Transubstanciación.

El inicio del himno (Pange Lingua) se canta en el momento de la exposición del Santísimo y sus últimas estrofas (Tantum Ergo) justo antes de la bendición solemne.

Podemos escuchar el himno completo en el siguiente vídeo

La letra del himno y su traducción al castellano es:


Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.

Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.

In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.

Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.

Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.

Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Que la lengua humana cante este misterio:
la preciosa sangre y el precioso cuerpo.
Quien nació de Virgen Rey del universo,
por salvar al mundo, dio su sangre en precio.



Se entregó a nosotros, se nos dió naciendo
de una casta Virgen; y, acabado el tiempo,
tras haber sembrado la palabra al pueblo,
coronó su obra con prodigio excelso.



Fue en la última cena -ágape fraterno-,
tras comer la Pascua según mandamiento,
con sus propias manos repartió su cuerpo,
lo entregó a los Doce para su alimento.



La palabra es carne y hace carne y cuerpo
con palabra suya lo que fue pan nuestro.
Hace sangre el vino, y, aunque no entendemos,
basta fe, si existe corazón sincero.



Adorad postrados este Sacramento.
Cesa el viejo rito; se establece el nuevo.
Dudan los sentidos y el entendimiento:
que la fe no supla con asentimiento.



Himnos de alabanza, bendición y obsequio;
Por igual la gloria y el poder y el reino
Al eterno Padre con el Hijo eterno

martes, 9 de junio de 2009

Día de la Caridad (Corpus Christi)


A continuación damos traslado de la carta pastoral que con motivo del Día de la Caridad, en la próxima festividad del Corpus Christi, nos ofrece nuestro Cardenal Arzobispo, Fray Carlos Amigo Vallejo, al tiempo que recordamos que el próximo domingo la colecta parroquial irá destinada a Caritas.

CARITAS, carta pastoral con motivo del Día de la Caridad, Corpus Christi '09

La caridad no se contenta con hablar de necesidad y de crisis, sino que pone en marcha los más adecuados y eficaces proyectos para conseguir que las personas, en mayor indigencia y exclusión, puedan vivir con dignidad.

Esta caridad, sólida e incuestionablemente basada en la justicia y el derecho, proviene de "un corazón limpio, una conciencia recta y una fe sincera" (Tim 1, 5).

Rectitud de intención

Una caridad que procede de la más recta de todas las intenciones: el amor a Jesucristo presente en nuestros hermanos más necesitados. Es un hipócrita quien dice que ama a Dios y no cuida de su hermano. Esa rectitud es garantía de autenticidad. No existe interés alguno más que el de cumplir, de la forma más fiel posible, el mandamiento nuevo del Señor: ayuda a tu hermano como Jesucristo te ha querido a ti, que ha entregando la vida para la salvación de todos.

En conciencia

La rectitud de conciencia ha de referirse a la finalidad última de aquellas ayudas que se realizan en favor del menesteroso. Lejos de cualquier forma de altruismo petulante, de la autosuficiencia del poderoso, del paternalismo humillante. Se trata de ayudar a la persona por sí misma y por la presencia de Cristo que hay en ella. No se quiere obtener ninguna otra recompensa personal, egoísta, autocomplaciente sino la de contribuir al levantamiento de aquél que ha caído en la indigencia.

La Iglesia no quiere ni puede ofrecer más de lo que tiene. Se traicionaría a sí misma y engañaría a los demás con ofertas que no están entre sus posibilidades. Pero tampoco quiere olvidar su deber de amor sincero, de caridad fraterna.

Una fe sincera

No nos avergonzamos de hablar de caridad, y mucho menos de practicarla, pues estamos convencidos de que con ello abrimos el mejor camino para la práctica de la justicia y el reconocimiento de los derechos de los más pobres y excluidos.

Queremos hacerlo como respuesta a una fe sincera. Que está atenta a la palabra de Dios y quiere seguir el camino marcado por Jesucristo, que es la palabra viva y su comportamiento es siempre referente incuestionable para todos los cristianos. Con Cristo, también la Iglesia puede decir: si no creéis en mí, creed en mis obras (Jn 10, 38). La "Memoria de Caritas 2008" es un reflejo de estas reflexiones. Los números, los proyectos, las realizaciones son grandes, admirables, generosas. Pero bien sabemos que la credibilidad no viene tanto por unas cantidades, cuanto por el amor que se pone en socorrer a las personas. Detrás de cada número hay un nombre, una persona a la que socorrer, un hermano al que amar.

Caritas ha emprendido una campaña para fomentar el empleo, en el convencimiento de que éste es el camino más digno para acabar con la pobreza. Un plan con una serie de medidas muy adecuadas para alcanzar los objetivos que se persiguen de protección e inclusión social, prestaciones por desempleo...

Son muchos los puestos de trabajo, más de 12.000, los creados por Caritas a través de sus programas de empleo, que ofrecen distintos servicios de orientación, talleres de formación para el empleo, creación de empresas de inserción, cooperación con entidades públicas y privadas.

Contra la indiferencia, gratitud

Verdadera carcoma de todos estos proyectos puede ser la indiferencia perezosa, que reniega de cualquier posibilidad de salvar las dificultades de una situación tan grave como en la que nos encontramos.

Las heridas pueden ser muchas, pero estamos convencidos de que tienen curación si nos ponemos manos a la obra, con la ayuda de Dios y la responsabilidad de todos. En nuestro caso, colaborando generosamente con Caritas.

Una vez más, la gratitud de nuestra Iglesia a Caritas diocesana, pues es vivo reflejo de la práctica de la caridad entre los que formamos la Iglesia de Dios que peregrina en Sevilla. Que Dios se lo pague a todos. Pero, de una forma particular a los que ponéis lo mejor de vuestra caridad cristiana, de vuestro tiempo y disponibilidad al servicio de los demás.

Cristo es siempre nuestro ejemplo y camino. Sus heridas curan las nuestras. Él es el médico y la medicina. Nuestra caridad proviene del mismo amor de Cristo. No podemos tener una motivación más digna y de mayor responsabilidad. Pues en nuestros hermanos necesitados vemos el mismo rostro de Cristo sufriente. Ayudar al necesitado es servir al mismo Cristo.

Con mi bendición

+ Carlos, Cardenal Amigo Vallejo
Arzobispo de Sevilla


lunes, 8 de junio de 2009

La Eucaristía: pan y vino

La Eucaristía huele a hogaza, a pan de espigas, a piedra de fuego donde se cuece la torta de pan ácimo para partirla y repartirla. Pero antes fue flor de harina, cernida y amasada con manos encallecidas por amor. Antes fue grano molido, traído como ofrenda agradecida por la cosecha que ha llegado a su madurez en los trigales. Antes fue mies, que debió superar las heladas y la sequía, el viento solano y la alimaña. Antes fue semilla escogida y sembrada, echada al vuelo por mano generosa, labradora, en gesto de esperanza. Y antes debió abrirse la tierra para que al caer el grano pudiera germinar.

La Eucaristía es doble sacramento: del don de sí mismo que hizo Jesús a la hora de la cena, y de la entrega del cabeza de familia, sentado con un pan en las manos entre sus hijos, a los que regala, en el gesto de partir el pan, la mejor expresión de amor, la vida gastada y desgastada por los suyos, hasta llegar a ser alimento gratuito.

El pan partido, el pan troceado, el pan roto, es símbolo de quien entrega, dona la existencia, pero en el misterio eucarístico el drama del rompimiento dramático se supera por la fuerza de Dios, al recibir no sólo la prenda del sacrificio redentor, sino también el gozo de formar parte de la familia de Dios.

Jesucristo tomó también la copa colmada de vino, fruto del esmero del labrador que cuida la parcela más querida de su heredad: la viña, que ha tenido que podar, sarmentar, binar y proteger de las plagas y que, después del duro trabajo de la vendimia, después de pisar y prensar la uva, después de fermentar el mosto en la bodega, permite brindar el amor, la amistad, la alegría entre los propios, en gesto de generosa hospitalidad y expresión festiva.

Pan y vino de eucaristía, muerte y vida, ofrenda de la vida entera, transformada entera por amor en banquete de bodas, en alianza perpetua. Quienes comen de este pan y beben de esta copa se convierten en aquello mismo que comen y beben, en el Cuerpo del Señor, en testigos de su resurrección, como los discípulos que atestiguaron que Cristo había resucitado, porque lo reconocieron al partir el pan, y porque habían comido y bebido con Él, después de su resurrección.

Quien ama convierte su propio sacrificio en motivo de fiesta en vez de pasar factura por el esfuerzo. Jesús ha convertido la ofrenda de su persona a Dios en motivo de celebración. Quienes aman saben agradecer el obsequio gratuito.

domingo, 7 de junio de 2009

La Eucaristía: misterio

Comenzamos hoy con la publicación de una serie de reflexiones en torno a la Eucaristía, como preparación a la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el próximo domingo 14 de junio.

La primera de ellas se centra en la Eucaristía como misterio.

Señor Jesús:

La Eucaristía, don entregado a los hombres, es “misterio” para el hombre que se acerca hasta ti y te recibe. Es el plan amoroso de Dios sobre los hombres, manifestado y realizado en ti.

En tu entrega, la noche de la Última Cena, te diste todo entero hasta la muerte, y una muerte de Cruz, y contigo el Padre nos dio todo lo que podía darnos.

Cuando te recibimos entre nuestras manos (nuestros ojos contemplan sólo pan y vino) nosotros, que somos el cuerpo de Cristo, lo que recibimos es nuestro propio misterio.

Desde nuestro Bautismo estamos unidos indisolublemente a ti: en ti vivimos, nos movemos y existimos, y cada Eucaristía refuerza esta unión contigo.

Tú, Cristo glorioso que estás en los cielos, te haces presente en la Eucaristía. Ya no estás solo, sino unido a todos tus miembros, que somos nosotros, los hombres, tus discipulos.

Éste es el sacrificio de los cristianos: Unidos a Cristo formamos un solo cuerpo.

Tu, Señor, te entregas y nosotros nos entregamos, nos entregamos mutuamente para ser «una sola carne». Y eso es lo que ocurre entre Tú y nosotros: La Eucaristía, misterio de amor, es la entrega mutua entre Tú y nosotros, y la entrega de los dos, formando un solo cuerpo, al Padre.

Señor Jesús: Este es el misterio de nuestra fe.

sábado, 30 de mayo de 2009

Pentecostés y el Rocío

Mañana domingo la Iglesia celebra la fiesta de Pentecostés, festividad universal mediante la cual se conmemora el descendimiento del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección de Cristo.

Con tal motivo, damos traslado de la carta pastoral que en mayo de 2008 nos ofreció Monseñor Juan del Río (entonces Obispo de Jerez, hoy Arzobispo Castrense de España), en la que nos invita a reflexionar sobre el paralelismo del acontecimiento de la llegada del Espíritu Santo, que provocó admiración y burlas según relatan los Hechos de los Apósteles, y la situación que en esta fecha se vive alrededor de la Virgen del Rocío.

Rocío: acontecimiento y presencia

Cuando llega el domingo de Pentecostés la aldea almonteña del Rocío se convierte en uno de los escenarios mariano más universalmente conocidos. Hasta allí llegarán romeros y peregrinos procedentes de toda la geografía española, especialmente de Andalucía, y no faltará la presencia de devotos rocieros provenientes de otras partes del mundo. Estamos ante un hecho netamente cristiano, más en concreto católico, aquellos que participan desde las claves de la fe de la Iglesia son los que hacen un verdadero Rocío.

Ahora bien, el público congregado lo forma desde el católico practicante hasta el menos asiduo a los deberes cristianos, desde aquellos que dicen no querer saber nada de la Iglesia, hasta el escéptico o el ateo de moda. Unos dirán que van por amor y devoción a la Virgen, otros porque le interesan los eventos antropológicos y periodísticos, también estarán los apasionados del camino que todo lo quieren explicar desde las excelencias de la “madre naturaleza”, no faltarán los amantes del fin de semana y los que buscan siempre pasárselo bien que hablarán de la exuberancia festiva de esos días. Todos asisten al Rocío, pero eso no quiere decir que todos hagan el Rocío.

Poniendo nuestra mirada en el primer Pentecostés vemos que también se concentraron una masa de gente tan diversa como: “partos, medos, elamitas…judíos, cretenses y árabes... creyentes venidos de muchas naciones” (Hech 2,8ss). Todos se vieron sorprendidos por el acaecimiento de la venida del Espíritu Santo. Pero unos se admiraban “estupefactos y perplejos” y otros en cambio se burlaban de lo sucedido diciendo que los apóstoles “estaban borrachos” (Hech 2,12-13).

Eso que ocurrió al inicio del cristianismo sucede en cada conversión personal y en cada manifestación religiosa, para unos serán signo de la grandeza de Dios y otros pasaran del tema. Esa muchedumbre del “Pentecostés rociero” esta formada por personas con su historia de “gracia y pecado”, que poseen unos sentimientos determinados y anhelan algo que muchas veces no saben expresar. Cada una de ellas participa a su nivel de la celebración cristiana de María Esposa del Espíritu Santo y Madre de la Iglesia. Algunos estudiosos han gustado llamar al Rocío: “La Religión del Pueblo” (Mons. Rosendo Álvarez) o “La fe de la orla del manto” (J. Infante-Galan), en alusión al pasaje evangélico de Mateo 9,21.

Hermandades, romería, camino, ermita todo conduce a una presencia bienhechora: La Virgen del Rocío. Esa imagen bendita se nos presenta con su imponente mansedumbre y natural majestad, toda vestida de joyas, flores, brocados y oro que nos traslada a la descripción que hace el Salmo 44 de la escogida para las nupcias del Rey. Su vivo hieratismo da al icono un intenso y supremo valor religioso, poseyendo un cierto fulgor que asemeja a las más perfectas creaciones de la iconografía sacra del Oriente cristiano. Toda ella es un retablo para mostrarnos a Jesucristo, de esa manera revela un alto concepto teológico de la Virgen como sede de Dios. Si nos fijamos bien, en esta rica iconografía, se produce siempre una triple mirada: el cristiano rociero reza y contempla el rostro de “Santa María de las Rocinas”, ella con su dulce mirada baja, nos lleva al Divino Pastorcito y Él, mira con sonrisa salvadora a todo aquel que suplica por intercesión de su santa Madre.

El secreto del Rocío no es otro que la Virgen que con su presencia bendita transforma el acontecimiento sociológico de cada lunes de Pentecostés. Su rostro hermosísimo refleja la belleza de la redención de su Hijo que da sentido al vivir rociero de todo el año. ¿Quién descubre esto? Los sencillos de corazón, como nos dijo Jesús: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has dado a conocer a los sencillos” (Mt 11,25).




Mons. Juan del Rio Martín,
Arzobispo Castrense de España
Administrador Apostólico de Jerez de la Frontera

miércoles, 27 de mayo de 2009

Carta a mi hijo de pocas semanas

La Iglesia defiende la vida humana en todas sus fases de desarrollo, desde su concepción hasta su muerte natural. Recientemente hemos escuchado barbaridades tales como que un feto de trece semanas es un ser vivo, pero no un ser humano (¿de qué especio, si no?). A este respecto, tenemos a bien hacernos eco de la carta a su hijo de pocas semanas, de Ángel Pérez Guerra, que hoy publica ABC de Sevilla.

¿Recuerdas? Fue en Gerona, en el hospital de San Juan de Dios, un tenso domingo de julio (yo tenía treinta y tantos años). La señal de alarma había saltado horas antes en la frontera, donde al fin conseguimos hacer noche en un hotel, tras peregrinar inútilmente por los de los contornos bajo un aguacero infernal. Al volver del autoservicio con unos zumos y unos bocadillos, tu madre me dijo que había manchado. La desolación se apoderó de mí. A más de mil kilómetros de casa, a punto de entrar en Francia, con un niño de cinco años y mi mujer embarazada, amenazando aborto. Fue muy duro, y tan lejos de casa.

Hicimos cuanto pudimos por salvar tu vida. Le pedimos a la Guardia Civil que nos dejara dar la vuelta por la mediana, en el mismo control, y acudimos al hospital de Asisa más cercano. Gerona me pareció una ciudad fantasma, pero nos atendieron con dulzura. Allí fue donde te conocí. Sin duda tenías menos de trece semanas, pero el milagro ya estaba en marcha. Llevaré toda mi vida (aquí y en el otro mundo) la imagen de tu corazón latiendo. Era como un leve martilleo insistente, impaciente, tenaz; como unas palmaditas, como el tic-tac de un reloj que me dio la vida. Fue, junto con la primera imagen de tus hermanos, el momento más feliz de mi vida. Pero fue fugaz.

Salimos de allí con un inenarrable sentimiento de gratitud. Primero al Cielo, que nos daba un hijo (o hija, nunca lo sabré). Y después a aquellos profesionales que nos habían permitido conocerte a través de la técnica. Volvimos, sin prisas pero sin pausas, a Castilleja, con aquella imagen ecográfica en tiempo real palpitando dentro de nosotros. Nuestra obsesión era el reposo. Francia podía esperar, y San Pedro de Rodas, que no habíamos podido ver aquella tarde por mor del horario, también. Lo más importante es que tú vivías y venías a nuestros brazos.

Pero los renglones torcidos se interpusieron. No se me borra aquella expresión de tu madre al volver del ginecólogo. Te fuiste con mucho menos de trece semanas, y la herida no se cierra nunca. Cada vez que pido por las almas de mis familiares y amigos difuntos, ahí estás tú, con tu corazoncito pujando por vivir, aplaudiendo el don de existir. Ahora dicen que no eras un ser humano. Puede que engañen a mucha gente; a mí es imposible que me arrastren, porque yo te vi jugar con tu sangre sobre la superficie del ecógrafo. Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de conocerte, hijo mío. Y aunque el tiempo pasa con el implacable tic-tac del reloj, tú sabes que no te olvido, que para mí el único reloj que existe es el que vi aquel día en el hospital gerundense de San Juan de Dios, y que espero encontrarme contigo cuando el Creador lo disponga.

Ángel Pérez Guerra
ABC de Sevilla, 27-05-2009


lunes, 25 de mayo de 2009

Carta a Jesús

A Jesús:

Querido Jesús, ... Yo me esfuerzo por mantener contigo un diálogo continuo. Pero traducido en carta me resulta difícil: son cosas personales. ¡Y tan insignificantes! Además, ¿qué voy a escribirte a Ti, de Ti, después de tantos libros como se han escrito sobre Ti?

Por otra parte, tenemos el Evangelio. Como el rayo supera cualquier fuego, y el radio todos los demás metales; como un misil supera en velocidad la flecha del pobre salvaje, así el Evangelio supera todos los libros.

No obstante, he aquí mi carta. La escribo temblando, sintiéndome como un pobre sordomudo que hace enormes esfuerzos para hacerse entender, y con el mismo estado de ánimo que Jeremías, cuando, enviado a predicar, te decía, lleno de repugnancia: "¡No soy nada más que un niño, Señor, y no sé hablar!"

...

Tú te acercas a los pecadores y pecadoras, comes con ellos, te invitas Tú mismo, si ellos no se atreven a invitarte. Das la impresión - es la que yo tengo - de preocuparte más de los sufrimientos que el pecado causa a los pecadores que de la ofensa que hace a Dios. Infundiéndoles la esperanza del perdón, parece que les dices: "¡Ni siquiera os imagináis la alegría que me produce vuestra conversión!"

...

El día en que enseñaste: Bienaventurados los pobres, bienaventurados los perseguidos, yo no estaba allí. Si hubiera estado junto a Ti, te hubiera susurrado al oído: "Por favor, cambia, Señor, tu discurso, si quieres que alguien te siga. ¿No ves que todos aspiran a las riquezas y a las comodidades? Catón prometió a sus soldados los higos de África, y César las riquezas de la Galia y, bien o mal, encontraron seguidores. Tú prometes pobreza, persecuciones. ¿Quién quieres que te siga?" Impertérrito, continúas y te oigo decir: Yo soy el grano de trigo que debe morir antes de fructificar. Es preciso que yo sea levantado sobre una cruz; desde ella atraeré a mí el mundo entero. Ya se cumplió esta profecía: Te levantaron sobre la cruz. Tú la aprovechaste para extender los brazos y atraerte a la gente. ¿Quién podrá contar los hombres que han llegado hasta el pie de la cruz, para arrojarse en tus brazos?

...

Estoy acabando de escribir esta carta. Nunca me he sentido tan descontento al escribir como en esta ocasión. Me parece que he omitido la mayoría de las cosas que podían decirse de Ti y que he dicho mal lo que debía haber dicho mucho mejor. Sólo me consuela esto: lo importante no es que uno escriba sobre Cristo, sino que muchos amen e imiten a Cristo. Y, afortunadamente - a pesar de todo -, esto sigue ocurriendo también hoy.

Mayo 1974
Cardenal Albino Luciani
(Juan Pablo I)


sábado, 23 de mayo de 2009

Por tantos

El sostenimiento de la Iglesia depende exclusivamente de los católicos y de todas aquellas personas que reconocen la labor de la Iglesia.

Quienes líbremente quieran hacerlo pueden marcar la casilla de la Iglesia Católica en su Declaración de la Renta. Si así lo haces, un 0,7% de tus impuestos se dedicarán a la ingente labor que la Iglesia desarrolla, sin coste adicional para el contribuyente.

Con este sencillo gesto no tendrás que pagar más ni tampoco te devolverán menos. Además, al mismo tiempo, puedes marcar también la casilla a favor de otros fines sociales.



viernes, 15 de mayo de 2009

Mayo, mes de María

Dos vídeos muy interesantes y apropiados para este mes de Mayo, mes de María.

El primero de ellos comienza con estas frases:

Muchos no me entienden...
Dicen que es aburrido,
que siempre digo lo mismo,
que así no ayudo a nadie,
que está pasado de moda,
que ya nadie lo hace,
que no sirve para nada,
que no tiene sentido,
que estoy perdiendo el tiempo.
Sin embargo...
un buen amigo me dijo una vez:
"No tengas miedo y ten siempre presente que no estás solo"

http://www.youtube.com/watch?v=dsQeyDZJ_HQ&feature=channel

En el segundo, un grupo de jóvenes manifiestan su apoyo a una persona excepcional: ¿Por qué?

http://www.youtube.com/watch?v=YxjjyXhO9EA&feature=channel

Porque María es Madre, su devoción nos enseña a ser hijos: a querer de verdad, sin medida; a ser sencillos, sin esas complicaciones que nacen del egoísmo de pensar sólo en nosotros; a estar alegres, sabiendo que nada puede destruir nuestra esperanza.

lunes, 11 de mayo de 2009

Vuelta por la vida



Este miércoles 13 de mayo, estará en Paradas por la tarde (a partir de las 18h) uno de los autobuses de la plataforma ciudadana DERECHO A VIVIR que con el lema "VUELTA POR LA VIDA" están recorriendo toda la geografía española.

VUELTA POR LA VIDA se enmarca en la campaña de información y concienciación sobre la realidad del aborto que esta plataforma ciudadana quiere hacer llegar a la sociedad española, con el objetivo último de forzar al Gobierno a retirar su proyecto de aborto libre.

El aborto conlleva siempre la muerte violenta de un ser humano y supone un terrible drama para la mujer que lo sufre, forzada por las circunstancias.

La ley española abandona a la mujer ante sus problemas y la empuja insolidariamente al aborto. Toda “ley del aborto” es una terrible hipocresía contra las mujeres, además de una atroz injusticia para con los niños a los que desprotege. En España no se ofrece información ni ayudas sociales a las mujeres embarazadas en situaciones difíciles, y sin embargo sí existe financiación para que vayan a abortar.

Ahora el Gobierno quiere poner los medios legales para que se cometan más abortos, dejando aún más sola a la mujer, a pesar del daño físico y psicológico que supone para ella. Más aborto significa menos protección a la vida y más inseguridad para la mujer.

Por ello, la plataforma Derecho a Vivir defiende que nuestras leyes protejan el derecho a vivir y a ser madre, amparando la vida en todo momento y circunstancia y ayudando a las mujeres embarazadas a superar cualquier problema que un embarazo imprevisto pueda generarles.

Al mismo tiempo se opone a una nueva ley del aborto que sólo traerá más muertes y más sufrimiento para miles de mujeres.

Desde estas líneas te animamos a que acudas a recoger información y a colaborar con el reparto de material.

Más información en:

http://derechoavivir.org

http://www.vueltaporlavida.org



martes, 5 de mayo de 2009

Antiguas fiestas de mayo a la Santa Cruz

Se reproducen a continuación las líneas que D. Jesús Remírez Muneta, antiguo Párroco de San Eutropio, dedicó en su libro "Las antiguas cofradías de la Villa de Paradas" (Sevilla, 1973), a las celebraciones que promovidas por la Hermandad de la Vera Cruz tenían lugar en Paradas en el mes de mayo con motivo de la fiesta de la Invención de la Santa Cruz, ya desaparecida del calendario liturgíco.

En ellas nos cuenta lo grande que fueron la devoción a la Santa Cruz en Paradas y los festejos que giraban alrededor de ella y que dieron origen a la feria de mayo de Paradas


El 3 de mayo, Día de la Invención de la Santa Cruz, celebraba esta Hermandad Fiesta Solemne en la iglesia parroquial, con sus Vísperas, Misa cantada y sermón con “videncia” de todo el Clero y de todos los Hermanos. Se llevaba procesionalmente la Vera Cruz por las calles, lo más adornada posible.

La devoción a la Santa Cruz ha sido muy grande en Paradas. No hay más que mirar los monumentos a la Santa Cruz, repartidos por los cuatro puntos cardinales del pueblo. Viniendo de Marchena, al entrar en la Villa hay una cruz sobre una gruesa columna cilíndrica, llamada la Cruz del Cañuelo, nombre que le viene de una antigua fuente próxima, que despide el agua por un pequeño caño. En el extremo opuesto, al salir del pueblo por la calle General Franco, existe una hornacina, en la pared de la última casa, con la señal del cristiano. Al final de la calle Castejón, hacia el norte, otra cruz sobre un pilar cuadrado, adosado a la casa que hace esquina. Al terminar la calle Teniente Ramírez, hacia el Sur, nuevamente otro hueco con la Cruz de Cristo nos recuerda el misterio de la Pasión. Otra, al comienzo de la calle San Albino. Otra, en el porche de la Iglesia parroquial. En el enlace de la carretera particular de Paradas con la general de Málaga-Sevilla, sitio llamado el Calvario, una pilastra de ladrillo, de varios metros de alta, muestra a todos los pasajeros la señal de la Cruz, pregonando con todo lo anteriormente dicho que Paradas es un pueblo cristiano por los cuatro costados.

Al entrar en el cementerio, veinte pasos al interior, topamos con una alta columna cilíndrica, rematada por cruz de piedra. Esta misma cruz coronaba en otro tiempo una fuente, que existía donde está la actual gasolinera en la plaza del Pilar, llamada así porque un largo pilón o pilar, a donde iban a beber las bestias y los ganados, la llenaba en gran parte. Llevada el agua corriente a las casas, aquella fuente y pilar quedaron abandonados y más tarde suprimidos. El pilar ha sido sustituido por otro en el extremo de la plaza. La cruz aquella es la que hoy destaca por encima de las tapias del cementerio, entre los cipreses.

La víspera de la Fiesta de la Santa Cruz, 3 de mayo, según dicen los antiguos de la población, los sacerdotes, con bastante público, iban a los cuatro extremos del pueblo procesionalmente y dejaban, donde se hallan las hornacinas para el signo cristiano, cruces adornadas con flores que preparaban las camareras de cada hornacina, que solían ser personas de familias próximas.

El 3 de mayo comenzaba antiguamente la Feria de ganado, muy concurrida por gentes de todos los pueblos vecinos. Hoy, con la mecanización del campo, han desaparecido casi las bestias, y en consecuencia la Feria de ganado. Quedan, sin embargo, las Ferias de Paradas durante tres o más días: caseta de baile, alumbrado eléctrico multicolor en la calle de José Antonio, puestos turroneros aquí y allí, tío-vivos, “coches locos”, juegos de diversa clase y, según los años, hasta corridas de toros.

La Fiesta litúrgica de la Invención de la Santa Cruz ha desaparecido del calendario eclesiástico, por haber otra similar el 14 de septiembre, y en la reforma calendarial se ha procurado evitar repeticiones.

A esto han venido a quedar reducidas las Fiestas religiosas de la Cruz de mayo en Paradas. Lo que empezó siendo fiesta religiosa con motivo de la Invención de la Santa Cruz en Jerusalén por la emperatriz Elena, madre de Constantino, lo que causó inmensa alegría entre los cristianos, ha terminado degenerando en fiesta meramente profana. Los antiguos cristianos sacralizaban las fiestas de los paganos. Hoy, los discípulos de Cristo hemos paganizado muchas de nuestras fiestas religiosas.

Torralba y Bazán (Apuntes para la Historia de Paradas, 1915) escribe que el pueblo de Paradas fue siempre muy amigo de correr la pólvora. Después de aludir a las grandes manifestaciones de fuegos de artificio con motivo de las Fiestas Patronales Eutropianas en 1758, dice: “Viniendo a tiempos más cercanos, aunque el que esto escribe no lo haya conocido, por no hallarse aquí, muy sabido y no se deja de recordar los disparos, de pistola particularmente, con que hasta 1891 solemnizaban estos naturales (de Paradas) la festividad de la Santa Cruz. En las tres noches de su velada, entre el bullicio y la algazara, cuando en la Plaza no se cabía por la gente que acudía a divertirse y a pasear, comenzaban los tiros nada menos que de bala, que más de una desgracia solían ocasionar.”

viernes, 1 de mayo de 2009

Derechos sociales y caridad política


Reproducimos a continuación la síntesis de la carta pastoral que nuestro Cardenal Arzobispo ha publicado con motivo de la festividad de San José Obrero (1 de mayo).

DERECHOS SOCIALES Y CARIDAD POLÍTICA, ""SÍNTESIS"" de la carta pastoral con motivo de la festividad de San José Obrero (01-05-09)

Estamos viviendo unos momentos de enorme preocupación social. Existe, sobre todo en el ámbito laboral, una más que justificada inquietud, en gran parte provocada por la flexibilidad del trabajo y la precariedad del empleo. Las repercusiones que todo ello provoca en el individuo y en la familia son de inseguridad y no poco temor ante lo que se avecina. ¿Qué respuesta es la que puede dar la Iglesia desde su inexcusable misión evangelizadora? ¿Cómo ha de ser una pastoral obrera acorde con lo que los hombres y las mujeres del trabajo necesitan en estos momentos?

La pastoral obrera, dentro de la pastoral de conjunto, está buscando nuevos caminos de evangelización en los que, desde un renovado compromiso de fidelidad al Evangelio, sepa asumir los nuevos retos que el mundo del trabajo presenta. Es la comunidad entera quien asume este papel evangelizador y misionero.

La crisis: realidad y pretexto

La situación laboral y social pasa por momentos de especial dificultad. No nos puede dejar indiferentes, sino que exige no pocos cambios en las actitudes y en las acciones a emprender, siempre desde nuestra condición de cristianos y de evangelizadores, y dentro del ámbito de la pastoral obrera. Estando muy atentos a la hora de proponer nuevas iniciativas, no sea que los programas sean nuevos y las actitudes envejecidas y caducadas.

No podemos menos que hacer una llamada a todos los hombres en general, y a los cristianos en especial, para que no eludamos la responsabilidad que individualmente nos corresponde. Es volver a insistir en que difícilmente puede cambiar el mundo si el corazón del hombre sigue tan endurecido.

Benedicto XVI ha dicho que "un elemento fundamental de la crisis es precisamente un déficit de ética en las estructuras económicas (...) La ética no es algo que está fuera de la economía, sino dentro, y que la economía no funciona si no lleva consigo el elemento ético" (A los periodistas 17-3-09).

Caridad política

Junto a los derechos hay siempre unas responsabilidades que, desde nuestro punto cristiano, responden a lo que podemos llamar, en alguna forma, caridad política, laboral, familiar.

Suele acusarse a la Iglesia de "meterse" en política, de ingerirse en los asuntos públicos. Más bien, lo que había que reprocharle es que los católicos no ejercieran su derecho a interesarse positivamente por todo cuanto atañe al bien común y a la presencia de doctrina social de la Iglesia en el mundo del trabajo. Nunca debe ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos.

Como católicos, no tenemos vocación alguna para ser litigantes permanentes con las administraciones públicas, pero sí defensores de los derechos que nos asisten como ciudadanos y como creyentes. No nos consideramos víctimas de sistema alguno, sino testigos del Cristo resucitado. Tampoco queremos ser unas gentes destinadas a vivir en una escondida catacumba, sino dar testimonio del Evangelio a plena luz. No solo no nos dejamos apabullar por los avances científicos y técnicos, sino que deseamos ser auténticos pioneros del estudio y de la investigación. Pero no podemos permanecer como hombres y mujeres impasibles ante el sufrimiento de los demás, sino defender la auténtica dignidad de la vida humana desde su concepción hasta la muerte.

Una pastoral obrera renovada

La acción de la Iglesia en el mundo obrero tiene que realizarse, evidentemente, desde la incuestionable lealtad a la fe cristiana, que reconoce a Cristo como el único Salvador, y al Evangelio como la buena noticia de salvación‑liberación para el hombre. La fidelidad al mensaje evangélico, no sólo no amortigua la sensibilidad de una conciencia obrera que lucha contra las opresiones injustas, sino que la estimula y orienta en un verdadero camino de justicia.

Una Iglesia que no puede claudicar de su fe ante un mundo que parece exigir el tener que claudicar obligatoriamente ante unas estructuras y a unas categorías de pensamiento extrañas a la misma dignidad de la persona. La Iglesia está en el mundo para evangelizar y, por eso mismo, debe conocer y sentir como propios los problemas, las angustias y las aspiraciones individuales y sociales de los hombres. Pero, el Evangelio no se recicla, sino que se vive fielmente y así se ofrece al mundo.

La pastoral obrera se realiza dentro de una pastoral de conjunto, es decir, unida y coordinada en la pastoral general, con la que la diócesis quiere hacerse presente en medio de los hombres que viven entre nosotros y a los cuales deseamos hacer partícipes del Evangelio que hemos recibido.

Con el aval evangélico de la esperanza

Se necesita una nueva pastoral obrera, sin nostalgias del pasado ni prevenciones negativas futuras, pero sin esconder el Evangelio de Jesucristo, que ha de ofrecerse al mundo del trabajo. Una pastoral obrera fiel a sus principios y a las personas a las que quiere llegar y servir; abierta y promotora de integración; participativa y comunitaria; signo y aval de credibilidad evangélica; inequívocamente eclesial; que guarda, vive y celebra la palabra de Dios; con incuestionable sentido confesional y católico.

Las parroquias deben incluir en sus planes pastorales la atención a las personas más afectadas por la crisis, denunciando la injusticia, exigiendo compromisos de la administración, y motivando a la comunidad parroquial para que comparta sus bienes.

La pastoral obrera debe concienciar a la Iglesia sobre la situación que se está viviendo, y hacerla presente en aquellas acciones encaminadas a lograr la superación de una crisis económica y social de tanta trascendencia individual y familiar. Intensificar la formación del laicado para posibilitar una respuesta y un compromiso coherente con la fe y con la doctrina social de la Iglesia.

A la Virgen María y a su esposo San José, ejemplo admirable de trabajador, encomendamos todas y cada una de las acciones pastorales que nuestra Iglesia diocesana quiere llevar a cabo en el mundo del trabajo.

En Sevilla a uno de mayo de dos mil nueve, fiesta de San José Obrero.

+ Carlos, Cardenal Amigo Vallejo
Arzobispo de Sevilla