sábado, 30 de abril de 2011

Feliz día de San Eutropio

Hoy, 30 de abril, sábado de la Octava de Pascua, la Iglesia celebra la festividad de San Eutropio, Obispo de Saintes y Mártir, Patrón de Paradas.
En Paradas conmemoramos su fiesta el 15 de julio, día en que según la tradición se hizo la dedicación del templo.

Pues para nuestra defensa
la Suma Bondad te ha puesto
a tu amparo recurrimos
Eutropio, Patrono nuestro.

De la luz que a Dios debiste
fuiste soberano espejo,
pues recibiste los rayos
y esparciste los reflejos.
La Divina claridad
en ti multiplicó efectos,
que para iluminar a muchos
a ti te alumbró primero.


Pues para nuestra defensa
la Suma Bondad te ha puesto
a tu amparo recurrimos
Eutropio, Patrono nuestro.

Diste buen pastor la vida
por tus ovejas y luego
manifestaste tú mismo
tu victoria y tu trofeo.
En tus sagradas reliquias
halló salud el enfermo,
auxilios el pecador
y el afligido consuelo.


Pues para nuestra defensa
la Suma Bondad te ha puesto
a tu amparo recurrimos
Eutropio, Patrono nuestro.

Oh, Dios, que por medio de San Eutropio, Obispo y Mártir, hiciste pasar a los pueblos paganos de las tinieblas a la luz de la verdad, concédenos por su intercesión permanecer firmes en la fe e inmutables en la esperanza del Evangelio que Él predicó...

¡VIVA SAN EUTROPIO!


SANGUIS MARTYRUM - SEMEN CHRISTIANORUM


Tumba de San Eutropio, Basílica de San Eutropio (Saintes)

jueves, 14 de abril de 2011

Oración por la JMJ

Es de todos conocido que en este año del Señor de 2011 van a tener lugar en Madrid las Jornadas Mundiales de la Juventud a las que asistirá el Santo Padre, Benedicto XVI.

Se trata de una ocasión sin precedentes y de todo un privilegio para Madrid y para España, ya que pocas han sido aún las sedes y muchas las aspirantes. Por expreso deseo de su Santidad, Madrid las acogerá este año y es algo que debemos agradecer y ante lo que no podemos permanecer indiferentes.

Además de la participación en las Jornadas de todos aquellos peregrinos que en agosto se trasladen a Madrid a encontrarse con el Vicario de Cristo, la organización y la Iglesia en su conjunto nos piden a todos y cada uno de nosotros que cooperemos en esta obra tan importante para los jóvenes cristianos y la Iglesia misma, pues estas jornadas son verdadero semillero de vocaciones y catalizador de la fe en la juventud cristiana.

Todo aquel que haya tenido el privilegio de participar en una JMJ os podrá manifestar que es un evento que marca. Nadie vuelve indiferente. No solo se siente de un modo “real” la comunión con la Iglesia y el Romano Pontífice, sino que se comprende en cierto modo el verdadero sentido de la palabra “misión”, misión a la que todos estamos enviados a la vuelta a nuestra ciudad, nuestro hogar, nuestro trabajo, nuestras amistades, nuestra Parroquia.

Ciertamente, los modos materiales de colaboración son muchos, desde los donativos particulares hasta la loable labor de las familias de peregrinos que facilitan techo y sustento a miles de jóvenes que no pueden permitirse un viaje convencional y que vienen desde muy lejos y en muchos casos de países en los que los cristianos son perseguidos por su fe o de países desfavorecidos y entornos sociales humildes.

Sin embargo, se pide de nosotros, cristianos, un esfuerzo más espiritual: ofrecer nuestra oración por los frutos de estas jornadas, de modo que sean un revulsivo de la fe, no solo en la juventud española, sino en todos esos jóvenes que desde los cinco continentes vendrán a nuestra patria a encontrarse con el sucesor de Pedro y, en definitiva con Cristo mismo.

Esta oración individual puede convertirse en colectiva. En ese espíritu el señor Arzobispo ha solicitado a las hermandades y cofradías de la Archidiócesis que se unan en la oración ofreciendo su estación de penitencia por las JMJ y su contribución a la tarea misional y evangelizadora entre los jóvenes del mundo.
Con ese espíritu, desde el Foro Cristo de la Vera Cruz te animamos a que en estos días te sumes a la petición de nuestro pastor orando al Señor durante la Semana Santa por el éxito de las Jornadas Mundiales de la Juventud y por las vocaciones, y que si realizas estación de penitencia la ofrezcas por esas intenciones.

Desde el Foro Cristo de la Vera Cruz te animamos fervientemente a que reces por estas jornadas y a que tengas presente en tu corazón, en la intimidad de la oración, este importantísimo acontecimiento para Iglesia de España y el mundo.

lunes, 11 de abril de 2011

¡Enhorabuena, Pablo! ¡Enhorabuena, Pregonero!

En la mañana de ayer, Domingo de Pasión, Pablo Parrilla González pregonó la Semana Santa de Paradas en una Parroquia de San Eutropio completamente llena y que se volcó con el pregonero, interrumpido en aplausos en numerosas ocasiones.

Pablo Parrilla comenzó su Pregón con un canto a Paradas y con el recuerdo de vivencias de su más tierna infancia, continuando  el pregón tomando como hilo argumental la Pasión de Cristo, desde la procesión de palmas del Domingo de Ramos desde San Albino, hasta la Resurrección, pasando por los días grandes de Jueves y Viernes Santo y arrancando aplausos con las bellas y sentidas palabras que dedicó a todas y cada una de las imágenes de la pasión que tenemos en Paradas: Nuestro Padre Jesús Cautivo, Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Santísimo Cristo de la Vera Cruz y el Santísimo Cristo de la Misericordia en su Traslado al Sepulcro, dedicando hermosas palabras, como no podía ser menos en alguien con arraigado amor a quien es Madre de Dios y madre nuestra, en sus advocaciones de Nuestra Señora del Mayor Dolor, Santísima Virgen de los Dolores y María Santísima de la Amargura.

Especialmente emotivas fueron las palabras dedicadas tanto al inicio como al final de su pregón a la Santísima Virgen de los Dolores, a cuya Hermandad ha estado vinculada su familia desde generaciones atrás (como nos dijo, su abuela no se llamaba Dolores por casualidad).

Hermosas fueron también las palabras dedicadas a la Hermandad de la Vera Cruz, hablándonos de esas cruces que flanquean Paradas por los cuatro costados para clamar que somos un pueblo cristiano; de la Cruz del Porche inaugurada un 3 de mayo, fiesta de la exaltación de la Santa Cruz; de la Hermandad de la Vera Cruz en procesión hasta los años sesenta y de las oraciones que recibe el Stmo. Cristo en la parroquia.

Un pregón desde la humildad y la sinceridad, lleno de sentimiento cristiano, en el que Pablo Parrilla se entregó a Paradas. Como muestra, el interminable aplauso con el que fue ovacionado al concluir su pregón.

¡Enhorabuena, Pablo! ¡Enhorabuena, Pregonero!

martes, 5 de abril de 2011

Buena Muerte

La buena muerte o muerte digna, o como se la quiera llamar, la da la fe, la categoría al morir, la dignidad de quien sabe Quien le espera con los brazos abiertos.

Por eso, paradojas del Evangelio, los parias que morían en las calles de Calcuta en los tiernos brazos de la Madre Teresa, sintiéndose al final amados, morían con dignidad. Y en cambio, tantos con tanto puesto, muriendo sin fe y sin esperanza, no tienen una muerte digna al morir sin la alegría de un Encuentro que es la vocación que da sentido a la vida entera del hombre.

A este respecto, referimos a continuación una columna de Javier Criado (uno de los psiquiatras más prestigiosos de Sevilla), publicada recientemente en ABC de Sevilla.


Buena Muerte
JAVIER CRIADO

De forma equivocada se piensa que Buena Muerte es aquella que cursa con placidez durante los últimos minutos o instantes de vida. No es así. Eso es una buena agonía, no una buena muerte. La muerte no es el final de la existencia natural sino el principio —esa es la fe— de la otra experiencia. Hasta llegar a ella imperan los procesos naturales y sobre ellos descansa el estar, el existir. Una vez aposentada ésta, es en lo sobrenatural donde se pisa todo el territorio.

No podemos decir que alguien murió mal por haber sufrido un proceso agónico doloroso, angustioso o agitado. Sería una necia inexactitud además de una barbaridad. Hay millones de enfermos que pueden llegar a retorcerse en sus camas antes de expirar -procesos de enfermedades terminales los hay de muchas y muy variadas características- y que sin embargo puede afirmarse de ellos que han muerto en paz. Es así porque enfrentaron la despedida con los deberes hechos. Y llegados al examen final, al trascendente, pasaron la prueba por derecho.

Esa es la Buena Muerte.

Dios-Hombre no se prepara una cama calentita rodeada por todas partes de cariño y confort. Sin embargo, encarna como nadie el más válido ejemplo. Es Él, por antonomasia, la Buena Muerte. No sufras si vistes padecer a alguien en la agonía; se estaba ganando el cielo, a pulso. Como buen trabajador hasta el fin, con uñas y dientes.



sábado, 2 de abril de 2011

Amar y servir a los pobres

Reproducimos a continuación la reciente carta pastoral de nuestro Arzobispo don Juan José, en la que hace un llamamiento a la responsabilidad de los católicos ante la crisis.

AMAR Y SERVIR A LOS POBRES, Carta del 27-03-11.
 
Queridos hermanos y hermanas:
 
En la Asamblea Plenaria de otoño de 2009, los Obispos españoles aprobamos una declaración sobre la crisis económica y sus raíces morales, que en absoluto ha perdido actualidad. En el ecuador de esta Cuaresma, en la que a todos se nos pide la renovación de nuestra fraternidad, puede ser útil volver a ella para invitaros a adoptar actitudes de cercanía eficaz a tantos hermanos nuestros que sufren agudamente las consecuencias de la crisis. Los Obispos iniciábamos el documento animando a las comunidades cristianas y a todos los hombres de buena voluntad a discernir el momento presente y a comprometerse con generosa solidaridad. En la introducción del texto se afirma que “la crisis económica que vivimos tiene que ser abordada, principalmente, desde sus causas y víctimas, y desde un juicio moral que nos permita encontrar el camino adecuado para su solución”.

El documento estudia las causas de la crisis y afirma que la razón última es el desvanecimiento de los valores morales, la falta de honradez, la codicia de muchos y la carencia de control de las estructuras financieras, fruto de la globalización de la economía. Las primeras víctimas son las familias, sobre todo las numerosas, los jóvenes, los pequeños y medianos empresarios, los agricultores y ganaderos, que viven en una angustiosa situación económica, y los emigrantes, que en los años pasados han contribuido a nuestro bienestar y a los que ahora no podemos abandonar. El documento denuncia la escasa protección social de la familia y las políticas antinatalistas, cuyas consecuencias sufrirán especialmente las futuras generaciones.

En la segunda parte, se afirma que no hay verdadero desarrollo sin Dios, que es el garante del verdadero desarrollo, que debe alcanzar a todo el hombre y a todos los hombres. Sugiere después que no puede haber auténtico desarrollo sino desde la plataforma de unas profundas convicciones religiosas y desde la luz de la fe, pues de lo contrario el mundo de la economía se regiría por la ley de la selva. Por ello, afirma citando la encíclica Caritas in veritate, que el desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y políticos que vivan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común.
 
En su tercera parte, la declaración nos compromete a implicarnos en el servicio a las víctimas de la crisis. El sufrimiento de nuestros hermanos debe tocar nuestro corazón de creyentes e impulsarnos a dar una respuesta inmediata a tanto dolor, poniéndonos de su parte y en su lugar, bajándonos de nuestra cabalgadura como el Buen Samaritano para curar sus heridas y compartir con ellos nuestros bienes. Aquellos cristianos que tienen responsabilidades en la vida política o económica están obligados a impulsar un nuevo dinamismo laboral que nos comprometa a todos a favor de un trabajo digno, que sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer. En concreto, se pide un trato humano y solidario con los emigrantes, cuyos derechos no se pueden recortar, pues afectan decisivamente a su dignidad como personas.

El texto concluye con una llamada a las comunidades cristianas y todos los hombres y mujeres de buena voluntad a trabajar para superar la crisis, conscientes de que no habrá cambios sociales significativos y duraderos sin una verdadera conversión del corazón, a la que la Cuaresma nos invita con las palabras terminantes de los profetas. “Rasgad los corazones, no las vestiduras –nos decía el profeta Joel el Miércoles de Ceniza-: convertíos al Señor Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en piedad”.
 
Sólo hombres convertidos, con un corazón nuevo y un espíritu nuevo, serán capaces de impulsar los cambios sociales necesarios para que el auténtico bienestar llegue a todos los hombres. La Iglesia tiene en este sentido un vademecum precioso, su Doctrina Social, que nos orienta a la hora de impulsar un verdadero desarrollo integral, que requiere una renovación ética de la vida social y económica, un compromiso renovado de servicio a los pobres y una apuesta decidida en la lucha contra la pobreza como exigencia de la caridad. Así lo están haciendo ejemplarmente nuestras Caritas, Manos Unidas, las parroquias, los religiosos y las Hermandades y Cofradías, como expresión de la dimensión samaritana de la Iglesia. Junto a estas instituciones, y apoyándolas como se merecen, todos nosotros debemos ser conscientes en esta hora de la urgencia de comprometernos, adoptando estilos de vida más austeros y haciendo un esfuerzo supremo, heroico si fuera necesario, para salir al paso de esta verdadera emergencia social que hiere a tantos hermanos nuestros. No olvidemos que, como escribiera San Juan de la Cruz, “en la noche de la vida nos juzgarán del amor”.
 
Concluyo deseándoos una santa y fructuosa Cuaresma, vivida cerca de los pobres, que es tanto como decir, vivida muy cerca del Señor, pues es a Él a quien servimos cuando socorremos a los necesitados.
 
Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.
 
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla