lunes, 20 de septiembre de 2010

Esperanza

Dios es el Señor de la vida. Él es quien determina la existencia de cada hombre y con su providencia dirige y conserva su vida.

Esto tiene especial aplicación cuando se trata de una vida nacida de un matrimonio cristiano, vida que a su tiempo será enriquecida con el sacramento del bautismo, don de la misma vida divina.

Nuestros hermanos
JM y O han aguardado con fe y Esperanza el momento del nacimiento de su hija, a la que, cooperando con el amor de Dios, amaban ya aun en el seno materno.

Al Señor, que los ha bendecido, le damos gracias por el feliz nacimiento de la niña que les ha concedido, por la salud de la que gracias a Él gozan la madre y la hija, por la serena alegría que con este nacimiento ha infundido en el corazón de todos y por todos los beneficios que nos otorga sin cesar.

Muchísimas felicidades para toda la familia por este don que habéis recibido. Que el Señor, en su advocación de Santísimo Cristo de la Vera Cruz, os bendiga siempre. Y que la misericordia de Dios todopoderoso, la paz de su Hijo único Jesucristo, la gracia y el consuelo del Espíritu Santo, os protejan siempre en la vida, para que caminando a la luz de la fe alcancéis los bienes prometidos.

(A JMMN por el nacimiento de su hija Esperanza)

martes, 14 de septiembre de 2010

14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

A Cristo, Rey y Señor,
que por nosotros fue exaltado en la cruz,
venid, adorémosle.


La Iglesia celebra el día 14 de septiembre la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Fiesta de la Vera Cruz, la Verdadera y Santa Cruz en la que murió Nuestro Señor Jesucristo, que fue descubierta por Santa Elena, madre del Emperador Constantino, el 14 de septiembre del año 320, quien mandconstruir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro.

En el año 614, el ejército del Islam del rey Cosroes II de Persia, invadió, saqueó y conquistó Jerusalén, causando graves daños a la iglesia del Santo Sepulcro y llevándose las sagradas reliquias de la Vera Cruz, poniéndolas el rey persa a sus pies, bajo su trono, como signo de desprecio hacia el cristianismo.

Pocos años más tarde, el emperador bizantino Heraclio la recuperó de manos de los turcos, el 3 de mayo del año 628, conservándola en Constantinopla hasta su traslado a Jerusalén y mandando reedificar la iglesia del Santo Sepulcro.

Al recuperar Heraclio el precioso madero, quiso el emperador cargar una cruz como había hecho Cristo, a través de Jerusalén. Pero al ponerse el madero en el hombro quedó paralizado. El Patriarca Zacarías, que iba a su lado, le indicó que todo aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando iba cargando la cruz por las calles de Jerusalén. Entonces el emperador se despojó de su atuendo imperial y, con simples vestiduras, avanzó sin dificultad seguido por todo el pueblo hasta dejar la Cruz en el sitio donde antes era venerada, siendo el día 3 de mayo del año 630.

Los fragmentos de la Santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor e incluso se produjeron milagros.

Para evitar nuevos robos, la Santa Cruz fue partida en varios pedazos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, otro se quedó en Jerusalén y otro se partió en pequeñas astillas para repartirlas por las iglesias del mundo entero, que llamaron Veracruz (verdadera cruz).

Desde el siglo VII se exponía y veneraba en Roma la reliquia del Lignum Crucis, árbol de la Cruz. En España la fiesta del 3 de mayo aparecía en todos los calendarios y fuentes litúrgicas mozárabes, poniéndose en relación con el hallazgo de la Santa Cruz por parte de Santa Elena. Hacia el año 800, en Roma, donde ya existía la fiesta de la Exaltación, se recibió esta Fiesta del hallazgo o Invención de la Santa Cruz.

En Jerusalén a la fiesta le precedían cuatro días de preparación y acudían muchísimos fieles al monte Calvario desde Egipto, Mesopotamia y Persia, a quienes se les mostraba la venerable reliquia, signo de la Redención.

A partir del siglo VIII se difunde en Occidente la fiesta paulatinamente.

Se trata, por tanto, de una fiesta con un origen histórico y contenido teológico: la contemplación de Cristo exaltado en el árbol santo de la Cruz.

La fiesta del Hallazgo o Invención de la Santa Cruz, del 3 de mayo, fue suprimida en 1960 con la reforma del calendario litúrgico, quedando en el calendario únicamente la fiesta del día 14 de septiembre, de la Exaltación de la Santa Cruz, recordános, pues, dos acontecimientos históricos: el descubrimiento de la Verdadera Cruz de Cristo por parte de Santa Elena, en el año 320, y su recuperación de manos de los persas y su retorno a Jerusalén en el siglo VII.

En Paradas, la fiesta de la Santa Cruz, del día 3 de mayo, era celebrada por la Primitiva Hermandad de la Vera Cruz desde tiempo inmemorial, como así reflejaban las reglas de 1720 (literalmente, eran fiel reflejo de las primitivas, que habían desaparecido, remontándose los documentos más antiguos de la Hermandad a listados de hermanos de la segunda mitad del siglo XVI). El 3 de mayo celebraba fiesta solemne en la iglesia Parroquial de San Eutropio, con sus vísperas, Misa cantada y sermón, con asistencia de todo el Clero y de todos los Hermanos, y se llevaba procesionalmente la Vera Cruz por las calles, lo más adornada posible, estando en estas fiestas de mayo el origen de la feria de Paradas. Desde hace unos años, la Asociación de Nuestra Señora de los Remedios viene impulsando la celebración festiva de la Cruz de Mayo, elevando el recuerdo de esta fiesta grande.

A día de hoy, la fiesta del 14 de septiembre pasa en Paradas casi inadvertida, siendo un anhelo de este Foro Cristo de la Vera Cruz que alcance la popularidad y solemnidad que sin duda merece.

Tuvimos a bien comenzar este artículo con una antífona propia de la oración de laudes del día de hoy y lo completamos con este hermoso himno de las vísperas:


Las banderas reales se adelantan

y la cruz misteriosa en ellas brilla:

la cruz en que la vida sufrió muerte

y en que, sufriendo muerte, nos dio vida.



Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo

que, al ser herido por la lanza dura,

derramó sangre y agua en abundancia

para lavar con ellas nuestras culpas.



En ella se cumplió perfectamente

lo que David profetizó en su verso,

cuando dijo a los pueblos de la tierra:

«Nuestro Dios reinará desde un madero.»



¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,

árbol ornado con la regla púrpura

y destinado a que su tronco digno

sintiera el roce de la carne pura!



¡Dichosa cruz que con tus brazos firmes,

en que estuvo colgado nuestro precio,

fuiste balanza para el cuerpo santo

que arrebató su presa a los infiernos!



A ti, que eres la única esperanza,

te ensalzamos, oh cruz, y te rogamos

que acrecientes la gracia de los justos

y borres los delitos de los malos.



Recibe, oh Trinidad, fuente salubre,

la alabanza de todos los espíritus,

y tú que con tu cruz nos das el triunfo,

añádenos el premio, oh Jesucristo. Amén.