miércoles, 14 de marzo de 2012

Pasión por el Evangelio: Día del Seminario 2012

Se acerca el Día del Seminario... 

Este año el número de seminaristas mayores en España ha crecido por encima del 4% (son 1.278 en toda España) y en nuestra diócesis de Sevilla (donde tenemos un total de 60 seminaristas) ingresaron 16 nuevos seminaristas en el Seminario Mayor y otros tantos en el Seminario Menor inaugurado en este curso, siendo el Seminario español que más ha crecido en números absolutos. 

En palabras de nuestro Arzobispo, "por la Gracia de Dios somos el seminario más nutrido de Andalucía, tanto en número de alumnos como en ordenaciones, y el cuarto de España”.

¿Cómo valorar este crecimiento de las vocaciones sacerdotales en el marco de nuestra sociedad, que otorga reconocimiento a la gente guapa o famosetes de la tele, o en la que cualquiera querría tener algún carguito político que le garantizase el futuro económico, trabajando poco y ganando mucho?

En esta misma sociedad nos encontramos con el ejemplo de los sacerdotes...

Frente al trabajar lo mínimo y ganar lo máximo posible, disponibilidad total con un horario de 24 horas al día, todos los días de la semana, todos los días del año, exclusividad y entrega absoluta (y con un escaso sueldo).

Frente al enaltecimiento de la sexualidad en nuestra sociedad, el celibato.

Frente a la popularidad de la televisión, a los pelotazos y a no dar un palo al agua, la dedicación y la entrega sencilla y los momentos de soledad.

Frente a lo más importante soy yo y mis derechos, menguarse para ser de Cristo y vivir sirviendo a los hermanos.

Frente a los que nos traen temas sobre los que cotillear, nuestros sacerdotes nos traen la palabra de Dios, el perdón de Dios en el sacramento de la Penitencia y a Dios mismo en el sacramento de la Eucaristía.

Y aún así, siempre quedan sometidos a la crítica, hagan lo que hagan, aunque a veces, como humanos que son, se equivoquen.

El sacerdocio es vocación, vocación animada por una pasión por el Evangelio, un proyecto de vida que exige una respuesta a la llamada de Dios, que afecta a todas las dimensiones de la vida, que pide exclusividad, entrega y fidelidad absolutas.

Escasean los sacerdotes, pero sin duda es una gran noticia y motivo de alegría saber que crecen las vocaciones sacerdotales. Bendito sea Dios.