sábado, 26 de febrero de 2011

D. Santiago Gómez, nuevo Obispo Auxiliar

Un repique de campanas desde la torre de San Eutropio anunció hoy sábado a las dos menos cuarto la ordenación episcopal de Mons. Santiago Gómez Sierra en la Catedral de Sevilla como nuevo Obispo Auxiliar de nuestra Archidiódesis de Sevilla.





Natural de Madrilejos (Toledo), D. Santiago fue nombrado Obispo Auxiliar de Sevilla por S.S. Benedicto XVI el pasado 18 de diciembre de 2010.

En su blasón episcopal figura la frase en latín “Pacificans per sanguinem eius”, tomada del texto de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses, capítulo 1, versículo 20c: “Haciendo la paz por la sangre de su cruz”. Para expresar el espíritu de ese lema en su vida episcopal, D. Santiago ha elegido como pieza principal del escudo, sobre campo de plata, la cruz del Santísimo Cristo del Prado, devoción de su localidad de nacimiento, figurando a un lado el corazón ardiente de la Virgen María, traspasado por la espada y, al otro, las palmas del martirio. También figura la venera de peregrino compostelano, como intercesión a Santigo Apóstol y en alusión también a la que figura en el escudo de Benedicto XVI.

Sus primeras palabras como Obispo Auxiliar, “Padre Santo, conságralos en la verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo” (Jn 17, 17-18) reflejan el ánimo con que emprende la misión que acaba de recibir, al haber sido agregado al Colegio Episcopal por la plenitud del Sacramento del Orden.

Desde este espacio invitamos a todos nuestros lectores a dar gracias a Dios por este gran acontecimiento y a pedirle por nuestro nuevo Obispo Auxiliar.

Recordando las palabras con las que concluía su alocución de esta mañana, pidamos al Señor para que por intercesión de los Santos Obispos de la Iglesia hispalense -San Leandro y San Isidoro y los beatos Marcelo Spínola y Manuel González-, con la ayuda de todos los Santos y Santas del cielo y, singularmente, por la asistencia maternal de la Santísima Virgen María, patrona de nuestra Archidiócesis con el dulce nombre de Virgen de los Reyes y con tantas otras advocaciones tan arraigadas en el corazón mariano de la diócesis, que sepa servir a esta familia de Dios.