jueves, 31 de octubre de 2013

Vocación universal a la santidad


Benedicto XVI, Ángelus del día 1 de noviembre de 2007


Queridos hermanos y hermanas:

En la solemnidad de Todos los Santos, nuestro corazón, superando los confines del tiempo y del espacio, se ensancha con las dimensiones del cielo. En los inicios del cristianismo, a los miembros de la Iglesia también se les solía llamar «los santos». Por ejemplo, san Pablo, en la primera carta a los Corintios, se dirige «a los santificados por Jesucristo, llamados santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro» (1 Cor 1,2).

En efecto, el cristiano ya es santo, pues el bautismo lo une a Jesús y a su misterio pascual, pero al mismo tiempo debe llegar a serlo, conformándose a él cada vez más íntimamente. A veces se piensa que la santidad es un privilegio reservado a unos pocos elegidos. En realidad, llegar a ser santo es la tarea de todo cristiano, más aún, podríamos decir, de todo hombre.

El apóstol san Pablo escribe que Dios desde siempre nos ha bendecido y nos ha elegido en Cristo «para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor» (Ef 1,4). Por tanto, todos los seres humanos están llamados a la santidad que, en última instancia, consiste en vivir como hijos de Dios, en la «semejanza» a él según la cual han sido creados.

Todos los seres humanos son hijos de Dios, y todos deben llegar a ser lo que son, a través del camino exigente de la libertad. Dios invita a todos a formar parte de su pueblo santo. El «camino» es Cristo, el Hijo, el Santo de Dios: nadie puede llegar al Padre sino por él (cf. Jn 14,6).

La Iglesia ha establecido sabiamente que a la fiesta de Todos los Santos suceda inmediatamente la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos. A nuestra oración de alabanza a Dios y de veneración a los espíritus bienaventurados, que nos presenta hoy la liturgia como «una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas» (Ap 7,9), se une la oración de sufragio por quienes nos han precedido en el paso de este mundo a la vida eterna. Mañana les dedicaremos a ellos de manera especial nuestra oración y por ellos celebraremos el sacrificio eucarístico. En verdad, cada día la Iglesia nos invita a rezar por ellos, ofreciendo también los sufrimientos y los esfuerzos diarios para que, completamente purificados, sean admitidos a gozar para siempre de la luz y la paz del Señor.

En el centro de la asamblea de los santos resplandece la Virgen María, «la más humilde y excelsa de las criaturas» (Dante, Paraíso, XXXIII, 2). Al darle la mano, nos sentimos animados a caminar con mayor impulso por el camino de la santidad. A ella le encomendamos hoy nuestro compromiso diario y le pedimos también por nuestros queridos difuntos, con la profunda esperanza de volvernos a encontrar un día todos juntos en la comunión gloriosa de los santos.

[Después del Ángelus] Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española... En la solemnidad de Todos los Santos, la Iglesia se goza al contemplar a tantos hijos suyos que, a través de los siglos, han llegado a la casa del Padre. Ellos nos acompañan con su intercesión. Que su fidelidad a la voluntad de Dios nos estimule a avanzar con humildad y perseverancia en el camino de la santidad, siendo en todas partes testigos valientes de Cristo.

martes, 8 de octubre de 2013

Domund 2013

El próximo domingo 20 de octubre la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Propagación de la Fe, día conocido popularmente como DOMUND.

Con tal motivo, nuestro querido Arzobispo de Sevilla, don Juan José Asenjo, ha publicado la siguiente carta pastoral, que puedes leer pulsando sobre el siguiente enlace: carta pastoral DOMUND 2013.

Impliquémonos en la medida de nuestras posibilidades en esta campaña del Domund, rezando también por los misioneros, y participando con esmero en la colecta, que el Señor premiará con creces el esfuerzo.


domingo, 22 de septiembre de 2013

Porque por amor me hieres...

¡Bendito seas, Señor,
por tu infinita bondad;
porque pones con amor
sobre espinas de dolor
rosas de conformidad! 

¡Qué triste es mi caminar!
Llevo en el pecho escondido
un gemido de pesar,
y en mis labios un cantar
para esconder mi gemido.

Tú sólo, Dios y Señor,
Tú, que por amor me hieres;
Tú, que con inmenso amor,
pruebas con mayor dolor
a las almas que más quieres,

Tú sólo lo has de saber;
que sólo quiero contar
mi secreto padecer
a quien lo ha de comprender
y lo puede consolar.

¡Bendito seas, Señor,
por tu infinita bondad,
porque pones con amor,
sobre espinas de dolor,
rosas de conformidad!

Será el dolor que viniere
en buena hora recibido.
Venga, pues que Dios lo quiere...
¿Qué me importa verme herido
si es mi Dios el que me hiere?

Yo no me quejo, Señor;
yo sé que es goce el dolor
si se sufre por amar,
y el padecer es gozar
si se padece de amor.

Yo quiero sufrir, Señor;
quiero por amor gozar
la dulzura del dolor;
quiero hacer mi vida altar
de un sacrificio de amor.

Vivir sin penas de amores
es triste vivir sombrío,
como el del agua de un río
que, sin árboles ni flores,
va por un campo baldío.

Vida, la falsa alegría
yo no te envidio, que el día
que fuere mi vida así
temblando de horror diría:
¡Dios se ha olvidado de mí!.

No huyáis penas y dolores
con flaqueza de cobarde,
ni busquéis falsos amores,
que mueren, como las flores,
en el morir de la tarde.

Saber sufrir y tener
el alma recia y curtida
es lo que importa saber;
la ciencia de padecer,
es la ciencia de la vida.

Por eso, Dios y Señor,
porque por amor me hieres,
porque con inmenso amor
pruebas con mayor dolor
a las almas que más quieres;

porque sufrir es curar
las llagas del corazón;
porque sé que me has de dar
consuelo y resignación
a medida del pesar;

por tu bondad y tu amor,
porque lo mandas y quieres,
porque es tuyo mi dolor...,
¡bendita sea, Señor,
la mano con que me hieres!

José María Pemán           
(1897-1981)

martes, 9 de julio de 2013

"Lumen Fidei", primera encíclica del Papa Francisco

Lumen fidei, la luz de la Fe, es la primera encíclica del Papa Francisco. Se trata de un texto que comenzó Benedicto XVI con motivo del Año de la Fe y que no pudo terminar al renunciar a su Pontificado, y que el Papa Francisco  ha publicado con fecha del pasado 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo.


Las encíclicas son los documentos más importantes que escriben los Papas. Juan Pablo II publicó catorce y tres las publicadas por Benedicto XVI.

“La Luz de la Fe” completa en este Año de la Fe el cuadro de las virtudes teologales que Benedicto XVI había iniciado con sus encíclicas sobre la esperanza y la caridad.

El primer capítulo presenta la fe de Jesucristo, el verdadero “testigo fiable” que revela cómo es Dios y que nos ayuda a verlo del modo en que él mismo lo veía, como Padre.

El segundo capítulo, más práctico, aborda la relación entre “fe y verdad”, y también entre “fe y amor”. 

El capítulo tercero se centra en la evangelización, pues la fe es para difundirla, y en el modo en que todo se refuerza gracias a los sacramentos del bautismo y la eucaristía.

Por último, el capítulo cuarto se refiere al bien común, es decir, al modo de organizar la sociedad según los criterios de la fe, con detalles sobre el modo de vivirla en la familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, en las relaciones sociales, en el respeto a la naturaleza y en los momentos difíciles del sufrimiento y de la muerte.



viernes, 5 de julio de 2013

11 y 12 de julio, donación de sangre


María Vallejo Nágera

Leí acerca de ella hace poco y he encontrado este vídeo en internet de una conferencia suya de hace un mes escaso, en la que transmite muchísimo al espectador. Creo que es un testimonio que merece la pena ver.

Tras la presentación, su conferencia comienza a partir del momento 6m:23s.


jueves, 30 de mayo de 2013

"Sin miedo a hablar de Dios"

El arzobispo de Sevilla, mons. Juan José Asenjo, ha presidido esta mañana en la Catedral la misa con motivo del Corpus Christi.

En su homilía ha señalado, en relación a la adoración eucarística, que no nos cansemos de acudir a visitarlo, de doblar las rodillas para adorarlo, de pasar largas horas ante esta presencia estimulante y bienhechora.

Además de pedir a los fieles generosidad en la colecta que en el día de la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo se realiza a favor de Cáritas Diocesana, ha animado a los fieles a no tener miedo a hablar de Dios ni a mostrar la Eucaristía como el mayor tesoro de la Iglesia.

Puedes leer la homilía completa en el siguiente enlace.



lunes, 29 de abril de 2013

30 de abril, festividad de San Eutropio




El 30 de abril es el día en el que la Iglesia celebra la festividad de San Eutropio, Obispo de Saintes y mártir, y Patrón de Paradas.

Por tal motivo, mañana martes 30 de abril, a las 20 horas, se celebrará misa solemne en nuestra Parroquia en honor de San Eutropio, su Titular y Patrón de la Villa de Paradas.

Como es sabido, en Paradas conmemoramos también el día de San Eutropio el 15 de julio, día en el que según la tradición se hizo la dedicación del templo.



Pues para nuestra defensa
la Suma Bondad te ha puesto
a tu amparo recurrimos
Eutropio, Patrono nuestro.

De la luz que a Dios debiste
fuiste soberano espejo,
pues recibiste los rayos
y esparciste los reflejos.

La Divina claridad
en ti multiplicó efectos,
que para iluminar a muchos
a ti te alumbró primero.

Pues para nuestra defensa
la Suma Bondad te ha puesto
a tu amparo recurrimos
Eutropio, Patrono nuestro.

Diste buen pastor la vida
por tus ovejas y luego
manifestaste tú mismo
tu victoria y tu trofeo.

En tus sagradas reliquias
halló salud el enfermo,
auxilios el pecador
y el afligido consuelo.

Pues para nuestra defensa
la Suma Bondad te ha puesto
a tu amparo recurrimos
Eutropio, Patrono nuestro.

Oh, Dios, que por medio de San Eutropio, Obispo y Mártir, hiciste pasar a los pueblos paganos de las tinieblas a la luz de la verdad, concédenos por su intercesión permanecer firmes en la fe e inmutables en la esperanza del Evangelio que Él predicó...

Paradeños, paradeñas... ¡VIVA SAN EUTROPIO!

SANGUIS MARTYRUM - SEMEN CHRISTIANORUM
 
Tumba de San Eutropio, Basílica de San Eutropio (Saintes) 
 

sábado, 6 de abril de 2013

Humano desde el principio (carta pastoral)


Carta pastoral de don Juan José Asenjo, del domingo 7 de abril.



Queridos hermanos y hermanas: 

En noviembre de 2007, la Conferencia Episcopal Española decidió instituir una Jornada específica por la Vida a celebrar todos los años el día 25 de marzo, fiesta de la Encarnación del Señor.

Pocas fechas son tan aptas, pues el misterio de la  Encarnación del Señor nos invita a considerar la grandeza y dignidad de la vida humana. En efecto, el Hijo de Dios comenzó su vida en la tierra en el seno de su Madre. Este misterio nos recuerda, pues, que la vida humana tiene un valor sagrado, que todos debemos reconocer, respetar y promover porque es un don de Dios. Al coincidir este año la fiesta de la Encarnación con el Lunes Santo, la Iglesia en España celebra la fiesta de la Encarnación y la Jornada de la Vida el lunes 8 de abril con el lema “Humano desde el principio”.

Son muchas las amenazas que se ciernen sobre la vida: el hambre, que padece un tercio de la humanidad; la violencia doméstica y la muerte de tantas mujeres a manos de aquellos con los que compartían su vida; los accidentes de tráfico, consecuencia muchas veces de la irresponsabilidad; las muertes en accidentes laborales, fruto en muchos casos de un liberalismo económico deshumanizado; la tragedia del SIDA que llena de dolor a muchas familias; las drogas, que roban la libertad y arrancan la vida de tantos jóvenes; la experimentación con embriones, muchos de los cuales son eliminados en el laboratorio; y sobre todo, el drama del aborto, que a su gravedad intrínseca, por ser la eliminación voluntaria de un ser humano, se une la tragedia de su aceptación sin pestañear por muchos conciudadanos nuestros en nombre del progreso y de la libertad de la mujer, una de las realidades más repulsivas de los últimos decenios, en opinión del filósofo Julián Marías.

Todavía está vigente en España la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, que no es otra cosa que una liberalización total del aborto, considerado como un derecho de la mujer, mientras se conculcan los más elementales derechos del hijo que lleva en sus entrañas. Su carácter legal no le confiere el marchamo de moralidad, pues no todo lo que es legal es moral. El aborto es siempre una inmoralidad; no es progreso sino regresión. En realidad es un “crimen abominable”, como lo calificó el  Concilio Vaticano II. Esa misma calificación merece la eutanasia cuando lo que se busca es el acortamiento de una vida. 

Con la Jornada de la Vida, los Obispos españoles pretendemos que los católicos nos sensibilicemos ante este tema auténticamente mayor, y que tratemos de sensibilizar a aquellos conciudadanos nuestros que aceptan acríticamente el hecho del aborto, a los que tenemos que decir que más que un progreso, el aborto es siempre una regresión y el triunfo del más fuerte sobre el más débil. La Jornada quiere ser una invitación a las comunidades cristianas a orar y proclamar el valor sagrado de toda vida humana desde su comienzo en la fecundación hasta su ocaso  natural. De la oración debe brotar un compromiso decidido para anunciar a todos los que quieran escucharnos el Evangelio de la vida, de modo que paulatinamente vayamos sustituyendo la “cultura de la muerte” por una  cultura que acoja y promueva la vida. 

En las últimas décadas ha crecido, gracias a Dios, la conciencia de la dignidad sagrada de la persona humana, pero de modo selectivo. Todos abominamos de la tortura, la pena de muerte y la violencia contra las mujeres. Son muchos los voluntarios, sobre todo jóvenes, que se comprometen en el servicio a los pobres, aquí y en el Tercer Mundo. Todos sentimos la muerte de los trabajadores en accidentes laborales.  Dios quiera que vaya creciendo también nuestra conciencia de que la vida debe ser promovida, tutelada y defendida en todas sus fases. En este sentido, respaldo y aliento a las instituciones, confesionales o no, que promueven iniciativas a favor de la vida y que ayudan a las madres en circunstancias difíciles para que acojan generosamente el fruto de sus entrañas.

Ruego a los sacerdotes que en la eucaristía del lunes 8 de abril hablen del don sagrado de la vida y que organicen actos especiales de oración con esta intención. Ruego también a los catequistas, profesores de Religión y responsables de grupos y movimientos apostólicos que se impliquen en esta Jornada y que recuerden a todos que el derecho a la vida es el primer derecho fundamental. En diciembre de 2007, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución por la que se invitaba a los Estados miembros a instituir una moratoria en la aplicación de la pena de muerte. Dios quiera que llegue también el día en que el aborto sea suprimido de nuestras leyes y todos reconozcamos el inmenso y trágico error cometido en los siglos XX y XXI por la humanidad.   

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición. 

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla